El eurodiputado José Ignacio Salafranca dijo a voanoticias.com que liberar a los prisioneros de conciencia en Cuba es una condición necesaria pero no suficiente para modificar la Posición Común del Consejo de la Unión Europa.
El eurodiputado, presidente de la delegación de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana y miembro del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos), insistió en que habrá que ver cuáles son las señales que da el gobierno en relación a permitir al disidente Guillermo Fariñas asistir a recibir su premio Sájarov, y también en materia de avances en derechos humanos y de libertades fundamentales.
El Consejo de Ministros de la Unión Europea abrió una vía de acercamiento con Cuba, ¿eso significa que la Posición Común puede ser revisada?
Hay que deslindar muy claramente cuál es la posición de las distintas instituciones que conforman la Unión Europea (UE).
En primer lugar, el Parlamento Europeo, que es la institución que representa a los 500 millones de ciudadanos de los 27 estados miembros de la UE, ha aprobado una resolución muy clara y muy nítida en el sentido de expresar, como de alguna manera establece la Posición Común del Consejo de Ministros, que cualquier cambio o avance en las relaciones con Cuba tiene que estar estrecha y directamente vinculado con una mejora sustancial en el ámbito de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Por lo tanto, nosotros bajo las presentes circunstancias no somos partidarios de modificar la Posición Común del Consejo, y eso es lo que de alguna expresó el Parlamento en la última resolución que aprobó cuando se produjo la muerte de Orlando Zapata. Creo que es el mensaje que se ha querido mandar con la decisión del Parlamento europeo de entregar el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia en este año 2010 al disidente Guillermo fariñas.
El Consejo de Ministros de la Unión Europea, que es la institución donde se dan cita los representantes de los estados miembros, no ha modificado la Posición Común. Lo que le han pedido a la Alta Representante es que, de aquí al mes de diciembre, estudie cuáles son las posibilidades de avanzar en las relaciones con Cuba, pero bajo el paraguas de la Posición Común del Consejo, que a pesar de lo que han intentado algunos estados miembros no ha sido derogada.
¿Las condiciones para que se produzca una revisión de la Posición Común están directamente relacionadas con un cambio de actitud del gobierno cubano?
Lo que nosotros hemos pedido, que también lo ha pedido el Consejo de Ministros de la UE, es que se produzca una liberación inmediata e incondicional de los presos políticos.
Y segundo, para que se pueda avanzar en el ámbito de las relaciones con Cuba, tiene que haber progresos sustanciales en el ámbito de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Para nosotros es absolutamente insuficiente que se produzca la liberación exclusivamente −aunque sea una buena noticia− de los presos de conciencia.
Liberar a unas personas que nunca debieron estar en la cárcel es una condición necesaria pero no suficiente para avanzar en el tema de las relaciones.
Cuba es el único país de Latinoamérica que no se encuentra relacionado con la UE por ningún acuerdo ni de cooperación, ni de asociación. Y eso no es por ninguna causa imputable a la UE, sino porque Cuba, desgraciadamente, no satisface las exigencias mínimas que marca la cláusula de respeto a los derechos humanos, que es un elemento esencial de todos los acuerdos que tenemos suscritos con el conjunto de los países sudamericanos.
En este sentido vamos a ver cuáles son las señales que se van produciendo. El hecho de que no se haya satisfecho este compromiso de liberar en la fecha prevista a los 13 presos de conciencia que quedan todavía detenidos desde la primavera del año 2003, no apunta en la buena dirección.
Otro de los elementos que vamos a considerar es la decisión que tomen las autoridades del país en relación con la invitación el 9 de noviembre para que Guillermo Fariñas venga ante el pleno de la Eurocámara a recoger su Premio Sájarov.
Un elemento tan básico como es el derecho a entrar y salir de su propio país, creo que va a ser una buena prueba para saber cuál es la actitud que tienen las autoridades del régimen en relación con esa voluntad de abrir espacios y sobre todo de progresar sustancialmente en el ámbito de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las que desgraciadamente nosotros, por el momento, no vemos ningún progreso ni ninguna señal.
¿Hay ambiente en la UE para negociar?
Creo que, efectivamente, las posiciones son muy claras: modificar la actual posición del Consejo o no hacerlo. Y el Consejo de Ministros de la UE ha decidido no modificar esa Posición Común, y al mismo tiempo darle un mandato a la Alta Representante para que tantee el terreno para ver si percibe alguna señal.
Muy pocos días después de la decisión del Consejo de Ministro interpelé a la Alta Representante en su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores y ella dijo que su mandato no era más que una misión exploratoria en el ámbito de la actual Posición Común del Consejo, que dice que no se puede producir ninguna avance, ni ningún salto cualitativo en las relaciones entre la UE y Cuba si no hay avances tangibles en el ámbito de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
¿Hay una sintonía entre las políticas de la UE y el gobierno de Estados Unidos respecto a Cuba?
Creo que la política tanto del gobierno del presidente Barack Obama como de otros presidentes de Estados Unidos, y la UE en su conjunto lo que han pretendido es favorecer una evolución pacífica y una transición democrática en la isla, para lo cual tenemos similitudes y también puntos de vista diferentes.
Como, por ejemplo, las leyes de efecto extraterritorial que la UE no comparte porque entiende que, de alguna manera, realmente a quienes más perjudican es al pueblo de Cuba.
Nosotros hemos apostado por una posibilidad de diálogo e interlocución con el pueblo cubano y las autoridades, pero desgraciadamente esa voluntad de diálogo y avance no se ha visto correspondida por ninguna señal.
El diagnóstico y la fórmula más inteligente que he oído en relación con el problema cubano ha sido la que hizo el papa Juan Pablo II, de que “Cuba se abra al mundo y de que el mundo se abra a Cuba”.
Ha habido una voluntad muy clara del mundo de abrirse a Cuba, pero desgraciadamente todavía Cuba no se ha abierto al mundo.
¿Los cambios en materia de política y conducción económica son un indicio de revisión del gobierno cubano?
Todos hemos visto el fracaso de los sistemas del socialismo real con la caída del sistema de bloques, y todos hemos visto con lo que nos hemos encontrado al levantar la alfombra.
A la vista están los resultados de años y décadas de régimen comunista en La Habana y creo que de lo que se trata es de introducir parches para ver cómo se pueden resolver los problemas que plantea un sistema ineficiente que cuanto más producen más pierden.
Creo que en estos momentos de crisis económica, y una vez vistas las complicaciones para seguir recibiendo apoyos del exterior, se ha optado por esta fórmula que ya veremos los resultados que produce.
Pero donde se tienen que producir avances es también en el tablero político.
¿Quedan 45 días para fines de diciembre, hay posibilidades materiales de ver avances significativos en Cuba?
No quiero hacer pronósticos. La pelota está del lado de las autoridades cubanas, la UE ha sido muy clara en el mantenimiento de una política coherente, y es la del respeto indeclinable a los derechos humanos y las libertades fundamentales, y el tiempo lo dirá.