Impulsados por las ganas de aportar al crecimiento de Venezuela, tres jóvenes profesionales se unieron para crear una iniciativa que imparte educación tecnológica a estudiantes en zonas de escasos recursos en Caracas.
Así nació Espacio Educa, un proyecto pedagógico enfocado en el área de la programación y cuya finalidad es mejorar las habilidades digitales de los jóvenes para aumentar sus oportunidades de ingresar al mercado laboral con puestos bien remunerados.
Sus creadores son tres: David Delgado Weber y Federico Pérez, economistas egresados de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), y Juan Campbell, administrador de la Universidad Metropolitana (UNIMET). Los jóvenes tenían pensado crear un proyecto de corte social y en medio de la pandemia del COVID-19 vieron la oportunidad de desarrollar aún más la idea para ponerla en marcha.
Actualmente, Espacio Educa cuenta con sedes en dos escuelas de la capital venezolana, donde dictan clases de programación todos los sábados a un total de 60 alumnos durante tres horas.
“Tenemos dos colegios y cuatro salones en paralelo. Nuestro programa básico está corriendo en el colegio María Inmaculada con dos salones y también un salón básico en el colegio de Campo Rico. Además, tenemos un programa avanzado con los estudiantes que se graduaron del básico el año pasado del María Inmaculada”, detalla uno de sus creadores, David Delgado, en entrevista para la Voz de América.
Los inicios en pandemia
Cuando el proyecto comenzó a avanzar en medio de la pandemia, la idea original era crear un laboratorio de computación en un colegio ubicado en una zona popular. Sin embargo, los creadores de Espacio Educa conocieron en su investigación sobre la alta demanda de programadores en Latinoamérica y la ausencia de estos profesionales.
“Vimos como la programación podía ser un espacio donde muchos jóvenes podían formarse relativamente rápido con un oficio tecnológico y podían ser contratados con un salario bien pagado o comparados con el resto del mercado laboral sin necesidad de tener una educación universitaria. Así que nos pusimos a investigar y descubrimos que en Venezuela hay una gran cantidad de jóvenes entre 16 y 21 años que ni trabajan, ni estudian. Entonces, vimos la oportunidad y nos dimos cuenta que con eso podíamos romper un círculo de pobreza”, explica Delgado.
Los creadores del proyecto siguieron adelante con la idea y sumaron a su equipo a especialistas en programación para armar el programa desde cero. El primer laboratorio de Espacio Educa abrió sus puertas en el colegio María Inmaculada de Fe y Alegría, ubicado en el barrio La Unión de Petare.
Para David Delgado, la experiencia de impartir clases en estos espacios les ha demostrado cómo muchos jóvenes tienen ganas de superarse a pesar de los contextos en los que viven.
“Tenemos la teoría de que las habilidades de programación que son altamente demandadas en el mercado laboral son una gran oportunidad para que estos chamos (jóvenes) consigan un empleo bien remunerado con el que puedan pagar o acompañar a sus familias económicamente o que sea un medio que los ayude mientras estén en la universidad. Lo que hemos visto son las ganas que tienen los chamos de abrazar una oportunidad y dedicarle todos los sábados a formarse como programadores”, afirma.
El trabajo que ha realizado Espacio Educa durante tres años ha tenido los frutos esperados. En la primera promoción, se graduaron un total de 15 alumnos. En el segundo año, la cifra ascendió a 28.
“Solo el 20 % de los estudiantes tiene una computadora en su casa y cuando arrancan el programa algo así como más de la mitad de los estudiantes tiene habilidades de computación como Word o Excel, pero algo muy básico que han visto durante su formación escolar y es año que estamos viendo a los chamos del programa avanzando. (...) Por ejemplo cuatro tienen trabajo en áreas relacionadas con la tecnología y está empezando a tener trabajos freelancer (por cuenta propia) de programadores”.
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Otro punto importante del programa ha sido el apoyo de voluntarios que imparten clases sin ningún tipo de remuneración económica. Este año, el equipo lo integran más de 20 personas. En total, unas 50 personas integran el proyecto, donde también destaca el apoyo de padres, representantes y de los colegios en donde están ubicados los laboratorios.
“Hemos tenido la suerte de contar con aliados en muchos aspectos que nos han ayudado a llevar el proyecto a lo que es. Arrancando por los colegios en los qué participamos que son piezas clave del proyecto. Sin ellos esto no existiría, sería difícil para nosotros. Entonces ese apoyo de la comunidad es clave”, menciona.
Expandir Espacio Educa
David Delgado cuenta que aún están enfocados en afinar el programa y corroborar que efectivamente los estudiantes pueden adquirir conocimientos suficientes en un año de programa básico para ingresar al mercado laboral. “Más allá de hacer crecer demasiado el proyecto lo que queremos es que la mayor cantidad de gente que está viendo el proyecto hoy sea capacitada”.
Sin embargo, Delgado confiesa que sí está en los planes a futuro expandir el programa a otras zonas de Caracas y del país. Por ahora, se mantienen haciendo estudios y mediciones de impacto para poder presentar propuestas a posibles financistas del programa.”Nosotros queremos seguir sacando el proyecto adelante con un modelo que funciona y con la seguridad de que es útil y va a llevar a los muchachos del punto A al punto B”.
Otra meta a futuro para los creadores de Espacio Educa es que jóvenes egresados del programa puedan convertirse luego en profesores del proyecto para ayudar a formar a nuevas generaciones.
Para Delgado, una de las claves de este programa es que jóvenes que no tenían modelos a seguir y no conocían casos de éxito, ahora tienen acceso a personas que los inspiran a soñar con un futuro mejor a través del trabajo. Este aspecto, a su vez, es uno de los que lo impulsa a él y al resto del equipo a continuar con el proyecto.
“Nuestra manera de canalizar nuestras ganas de hacer algo por el país ha sido a través de este proyecto. Todos los que estamos involucrados queremos hacer algo por el país y brindar un granito de arena. Eso es lo que nos motivó de entrada. Ahora lo que nos motiva más es que ya estamos viendo resultados, nos estamos dando cuenta de que puede ser muy útil y de verdad le puede cambiar la vida a alguien. Siento que ya es una responsabilidad que tenemos, si ya hicimos un camino ahora tenemos que asegurarnos de que sea útil y expandirnos”, concluye.
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