El año fue uno de los más calurosos desde que hay registros, manteniendo la tendencia del periodo 2001-2011.
El mundo no terminó el 21 de diciembre como había sido vaticinado, pero hubo en el año suficientes desastres como para pensar que la Tierra se adentra cada vez más en una nueva etapa que acaso se caracterice por episodios meteorológicos extremos, como los que tuvimos en el 2012.
El año fue uno de los más calurosos desde que hay registros, manteniendo la tendencia del periodo 2001-2011. El norte del continente fue marcado por una sequía "entre severa y excepcional" en el centro-sur y el este de EEUU -la peor que se recuerda desde 1988.
Además de los daños a la agricultura, el clima extremadamente seco y caluroso contribuyó en primavera y verano a la propagación de incendios devastadores en EEUU, que registró una pérdida histórica de masa forestal en ese periodo.
En Brasil, el norte del país sufrió en la misma medida una falta extrema de precipitaciones en la primera mitad del año que puso en peligro la vida de personas y animales, en el peor episodio de estas características del que se tiene constancia desde hace 50 años.
Por el contrario, en Colombia, diversas regiones fueron el escenario de fuertes lluvias durante buena parte del año, con una clara influencia de "La Niña" entre enero y abril, desbordando ríos y causando inundaciones que afectaron a decenas de miles de personas.
Pero fue el agua el elemento que más afectó al continente. El huracán "Sandy" que a principios de noviembre desnudó la vulnerabilidad de la costa Este de Estados Unidos, principalmente a Nueva York y a Nueva Jersey, fue la expresión máxima, en un año en el que la cuenca atlántica experimentó una temporada de huracanes por encima de la media por tercer año consecutivo, con 19 tormentas hasta la fecha, diez de las cuales alcanzaron la consideración de huracán.
No fue Sandy el único huracán en causar daños. La tormenta tropical "Debby" y el huracán "Isaac" también dejaron su huella en Estados Unidos. Issac amenazó con dar al traste con la Convención Demócrata en Tampa, pero fue la ciudad de Nueva Orleans, en Luisiana, la que se llevó la peor parte casi exactamente 7 años depués del paso del huracán Katrina.
"Debby" hizo de junio el mes más lluvioso de la historia en Florida (EEUU) e "Isaac" convirtió agosto en el segundo más lluvioso desde que hay registros en Luisiana y Misisipi, en este caso aliviando la sequía en el sur del valle del Misisipi.
De la misma manera, el paso del huracán "Carlotta" a mediados de junio por la costa de Oaxaca (México), tuvo un efecto positivo frente a la sequía, pero causó inundaciones y deslizamientos de tierra y dañó infraestructuras y cosechas.
Pero fue el huracán Sandy, también bautizado como "Frankenstorm", "Súpertormenta" o la "Tormenta perfecta" la que tuvo más impacto, especialmente en Nueva York, Nueva Jersey y Atlantic City donde no fue tanto la lluvia o los vientos, sino las fuertes mareas que subieron casi 4 metros sobre el nivel del mar, inundando la parte baja de Manhattan y la ciudad de Hoboken en Nueva Jersey.
Además dekl más de centar de muertes relacionadas con Sandy, hubo incendios, miles de viviendas dañadas a lo largo de las costas de Long Island y Nueva Jersey, apagones que duraron semanas, inundaciones en estaciones del tren subterráneo y escasez de combustible, entre otros descalabros.
Curiosamente, los terremotos no causaron grandes desastres en el año. La excepción fue un sismo 7.4 ocurrido frente a las costas de Guatemala, el 7 de noviembre, que provocara la muerte de al menos 39 personas.
El año fue uno de los más calurosos desde que hay registros, manteniendo la tendencia del periodo 2001-2011. El norte del continente fue marcado por una sequía "entre severa y excepcional" en el centro-sur y el este de EEUU -la peor que se recuerda desde 1988.
Además de los daños a la agricultura, el clima extremadamente seco y caluroso contribuyó en primavera y verano a la propagación de incendios devastadores en EEUU, que registró una pérdida histórica de masa forestal en ese periodo.
En Brasil, el norte del país sufrió en la misma medida una falta extrema de precipitaciones en la primera mitad del año que puso en peligro la vida de personas y animales, en el peor episodio de estas características del que se tiene constancia desde hace 50 años.
Por el contrario, en Colombia, diversas regiones fueron el escenario de fuertes lluvias durante buena parte del año, con una clara influencia de "La Niña" entre enero y abril, desbordando ríos y causando inundaciones que afectaron a decenas de miles de personas.
Pero fue el agua el elemento que más afectó al continente. El huracán "Sandy" que a principios de noviembre desnudó la vulnerabilidad de la costa Este de Estados Unidos, principalmente a Nueva York y a Nueva Jersey, fue la expresión máxima, en un año en el que la cuenca atlántica experimentó una temporada de huracanes por encima de la media por tercer año consecutivo, con 19 tormentas hasta la fecha, diez de las cuales alcanzaron la consideración de huracán.
No fue Sandy el único huracán en causar daños. La tormenta tropical "Debby" y el huracán "Isaac" también dejaron su huella en Estados Unidos. Issac amenazó con dar al traste con la Convención Demócrata en Tampa, pero fue la ciudad de Nueva Orleans, en Luisiana, la que se llevó la peor parte casi exactamente 7 años depués del paso del huracán Katrina.
"Debby" hizo de junio el mes más lluvioso de la historia en Florida (EEUU) e "Isaac" convirtió agosto en el segundo más lluvioso desde que hay registros en Luisiana y Misisipi, en este caso aliviando la sequía en el sur del valle del Misisipi.
De la misma manera, el paso del huracán "Carlotta" a mediados de junio por la costa de Oaxaca (México), tuvo un efecto positivo frente a la sequía, pero causó inundaciones y deslizamientos de tierra y dañó infraestructuras y cosechas.
Pero fue el huracán Sandy, también bautizado como "Frankenstorm", "Súpertormenta" o la "Tormenta perfecta" la que tuvo más impacto, especialmente en Nueva York, Nueva Jersey y Atlantic City donde no fue tanto la lluvia o los vientos, sino las fuertes mareas que subieron casi 4 metros sobre el nivel del mar, inundando la parte baja de Manhattan y la ciudad de Hoboken en Nueva Jersey.
Además dekl más de centar de muertes relacionadas con Sandy, hubo incendios, miles de viviendas dañadas a lo largo de las costas de Long Island y Nueva Jersey, apagones que duraron semanas, inundaciones en estaciones del tren subterráneo y escasez de combustible, entre otros descalabros.
Curiosamente, los terremotos no causaron grandes desastres en el año. La excepción fue un sismo 7.4 ocurrido frente a las costas de Guatemala, el 7 de noviembre, que provocara la muerte de al menos 39 personas.