Todo está listo para que las selecciones de fútbol de México y Polonia jueguen el 22 de noviembre en la novedosa y monumental obra deportiva de Qatar bautizada como Estadio 974, la primera considerada amigable con el medioambiente.
Este nuevo coloso para Qatar 2022 se considera una innovación arquitectónica y la primera megaestructura deportiva “sustentable”, por haber sido construida con contenedores reciclados.
Terminada la fiesta mundialista, las autoridades de la capital qatarí, Doha, han previsto desmontar este estadio de capacidad para 40.000 espectadores y dotar al vecindario del distrito Ras Abu Aboud de un jardín comunitario.
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La obra, diseñada por la firma Fenwick Iribarren Architects, podrá ser enviada a la próxima sede mundialista, pues ha sido concebida para tales propósitos.
El diseño mismo contiene particularidades muy propias, como numeraciones de las piezas, colores e identificaciones en cada viga y columna que podrán reensamblarse como un juego de legos.
Los arquitectos construyeron el estadio poniendo en práctica antiguos conceptos para obras colosales, como acoplarlo a los vientos cruzados para ventilarlo de manera natural.
También lea Ecuador propone organizar junto a Colombia y Perú el Mundial de Fútbol de 2030Los seleccionados y los miles de aficionados que asistirán a esta fiesta mundialista también probarán el coloso 974, cuyo número no es arbitrario porque esconde códigos importantes del país anfitrión y de la obra misma.
“El estadio de 450.000 metros cuadrados está situado en un promontorio artificial, frente al mar. Su diseño modular incorpora 974 contenedores de envío reciclados en homenaje a la historia industrial del sitio y el código de marcación internacional para Qatar (+974)”, explica la reseña de la obra.
La arquitecta mexicana Mónica González comenta a la Voz de América, que para esta obra de uso deportivo se ha partido de un principio que se venía trabajando a menor escala con la “arquitectura desmontable”.
“Es muy importante y útil en estos tiempos donde debemos pensar en el medioambiente, y el hecho de utilizar diferentes colores para las diferentes funciones del edificio me parece también muy interesante”, explica la arquitecta.
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Fácil de construir
El país anfitrión ha reiterado que tanto los contenedores como los asientos utilizados para este estadio “se desmantelarán más tarde y se proporcionarán como asistencia a otros países subdesarrollados del mundo”.
El 974 ha llamado también la atención por tratarse de la “primera sede temporal en la historia de la Copa Mundial de la FIFA”.
Las comitivas que se han adelantado para asistir al mundial dan cuenta que este estadio se perfila como una de las sedes más espectaculares y emblemáticas de la justa deportiva, que desde la concepción y el nombre mismo denotan una conexión con la identidad del país árabe.
El proceso de construcción comenzó en 2017, mucho después que las otras sedes ya estaban en obras, y la excavación en el terreno terminó en julio de 2019.
También lea Se han vendido 2,5 millones de entradas para el MundialEnseguida comenzaron a llegar los lotes de contenedores para comenzar a montar las piezas cual juego de legos. Estos ya venían preparados desde la fábrica para acelerar las obras. Las estructuras de acero se fueron ampliando.
La VOA visitó la semana pasada el perímetro del estadio, donde se pudo constatar que por ahora los equipos de trabajo afinan detalles en las afueras para las respectivas casetas de seguridad y sendas de salida y entrada de los asistentes.
El entrenador deportivo José Benítez, quien dirige su proyecto de Escuela de Fútbol en Maryland, Soccer Arena, le dijo a la Voz de América que otra ventaja evidente de este estadio desmontable y reutilizado en otro país es que reduciría los presupuestos a los que tiene que incurrir los países para ser sedes mundialistas.
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Brasil, sede del Mundial en 2014, gastó millonarias cifras, muy por arriba de lo presupuestado, y en la actualidad a buena parte de los 12 estadios, entre ellos Arena Amazonia, el Estadio Arena Pantanal y el Estadio Nacional de Brasilia, se les considera meros “elefantes blancos”.
“Lo bueno de esto es que los famosos elefantes blancos no van a existir más. Brasil construyó estadios que no se volvieron a utilizar, con infraestructuras que no se pueden usar para otras cosas”, comenta Benítez.
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Colores indicativos
Una obra de esta magnitud para concentrar multitudes no puede pasar por alto ningún detalle. El equipo de arquitectos puso énfasis en dotar de colores las diferentes zonas de uso.
Esto garantiza no solo armonía al complejo sino facilidad para los espectadores que tienen que ubicar los puntos de servicio más allá de las graderías.
Así los sitios de venta de comida van en azul, los baños en color amarillo, las áreas destinadas a seguridad y primeros auxilios se han pintado de color verde oscuro.
El deporte no riñe con la fe, los constructores designaron también áreas especiales para el rezo de los hombres con color plateado y para las mujeres en color negro.
La obra consideró también un espacio de oficinas con todas las comunidades para que pueda albergar al presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) Gianni Infantino, con salida directa a palco y sobre todo con baño incluido y otras atenciones propias del cabeza de la organización, aunque todavía no se ha confirmado si utilizará ese espacio asignado.
Y si en posición de salida de los jugadores hay una urgencia de utilizar el baño, los arquitectos pensaron también en ello con el “Last Minute Toilet” debidamente identificado en el pasillo que va de los camerinos al campo de juego.
Argentina también se medirá contra Polonia en este estadio el 30 de noviembre.
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