La ofensiva de los extremistas del Estado islámico en el norte de Irak ha desplazado a unas dos millones de personas.
Expertos de salud mental señalan que casi la mitad de ellos puede estar sufriendo efectos psicológicos de su terrible experiencia, y los niños no son una excepción.
Zeinab Samir, de 10 años, es una de los tres mil residentes del Campamento Baharke para desplazados cerca de Irbil.
Samir dice estar enojada con el Estado islámico, conocido en la zona como Daesh, por obligar a su familia y amigos a escapar de sus hogares.
"En primer lugar hemos perdido nuestra escuela. Después Daesh tomó nuestros hogares. Ellos deben ser empujados hacia atrás para que podamos volver a nuestras casas", alegó.
Ella dijo que estar especialmente enfadada con los adultos en su comunidad.
"¿Por qué todas estas personas están sentadas aquí?", se preguntó. "Tienen que ir a la policía y pedir armas para ir a combatir a los terroristas para que podamos volver a nuestras casas".
Condiciones "extremas"
La psiquiatra Naz Abdul-Rahman Baban dijo que la guerra y sus atrocidades pueden tener un efecto extremo en los niños.
"Recibimos una gran cantidad de referencias para los niños que tienen sólo cinco o seis [años], y están muy enojados, rompiendo cosas, incluso prendiendo fuego a su tienda de campaña, cosas así", dijo Baban "Entonces, es ira extrema".
La ira de Zeinab es tan profunda que incluso quiere ir a pelear contra los extremistas.
"Cuando yo crezca un poco más, voy a tomar un arma y voy a luchar contra Daesh", dijo. "Si mato a solo uno de ellos y luego muero de un tiro, voy a ser una mártir".
Los psicólogos y los trabajadores sociales están tratando de establecer sesiones de resiliencia en escuelas de los campamentos y asesoramiento para padres.
Pero sólo hay dos docenas de psiquiatras en todo el noreste de Irak, y muchos de los necesitados no reciben tratamiento.