Durante las mañanas, Stanford puede ser visto en las quebradas alrededor de College Park, Maryland, en las afueras de Washington, donde busca huellas de los dinosaurios que vivieron en la región hace millones de años.
Los habitantes de Washington probablemente tendrían dificultad en relacionar a la capital del país con la era de los dinosaurios, pero eso es precisamente lo que hace Ray Stanford, quien cree que esa región fue hogar de los dinosaurios hace más de 100 millones de años.
Durante las mañanas, Stanford puede ser visto en las quebradas alrededor de College Park, Maryland, en las afueras de Washington. Stanford comenzó a buscar huellas de fósiles hace 18 años. Desde entonces, ha coleccionado más de mil huellas de varias clases de dinosaurios y ha convertido la sala de su hogar en lo que él llama el “Museo Stanford”.
El investigador dice que un dinosaurio bebé fosilizado de su colección es uno de los pocos dinosaurios bebés que existen en el mundo.
“Es una carcasa natural de momia de fósil de nodosaurio, un dinosaurio blindado que se hacía grande y pesado como adulto”, hace notar Stanford.
Stanford ha donado algunos de sus hallazgos al Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian en Washington. Son mostrados en la exhibición Dinosaurios en nuestro traspatrio.
“Lo más importante es que él ha econtrado huellas de dinosaurios de los cuales ni siquiera se han encontrado huesos todavía. Y porque tiene las huellas, se puede saber que vivieron aquí. No teníamos esa información antes de que Ray la descubriera”, dice Matthew Carrano, curador del museo.
Recientemente, Stanford sorprendió aún a los científicos de la agencia espacial de Estados Unidos, al encontrar huellas de dinosaurio en los terrenos del Centro de Vuelos Espaciales de la NASA en los suburbios de Washington.
Stanford se considera un paleontólogo aficionado, pero ha co-escrito informes científicos con otros investigadores.
“Es un gran gusto. Estás viendo algo que nadie ha visto antes. Te da la gran sensación de un descubrimiento, lo cual es muy emocionante para mí”, dice Stanford.
Ray Stanford piensa seguir buscando hasta “que no haya nada más qué encontrar”.
Durante las mañanas, Stanford puede ser visto en las quebradas alrededor de College Park, Maryland, en las afueras de Washington. Stanford comenzó a buscar huellas de fósiles hace 18 años. Desde entonces, ha coleccionado más de mil huellas de varias clases de dinosaurios y ha convertido la sala de su hogar en lo que él llama el “Museo Stanford”.
El investigador dice que un dinosaurio bebé fosilizado de su colección es uno de los pocos dinosaurios bebés que existen en el mundo.
“Es una carcasa natural de momia de fósil de nodosaurio, un dinosaurio blindado que se hacía grande y pesado como adulto”, hace notar Stanford.
Stanford ha donado algunos de sus hallazgos al Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian en Washington. Son mostrados en la exhibición Dinosaurios en nuestro traspatrio.
“Lo más importante es que él ha econtrado huellas de dinosaurios de los cuales ni siquiera se han encontrado huesos todavía. Y porque tiene las huellas, se puede saber que vivieron aquí. No teníamos esa información antes de que Ray la descubriera”, dice Matthew Carrano, curador del museo.
Recientemente, Stanford sorprendió aún a los científicos de la agencia espacial de Estados Unidos, al encontrar huellas de dinosaurio en los terrenos del Centro de Vuelos Espaciales de la NASA en los suburbios de Washington.
Stanford se considera un paleontólogo aficionado, pero ha co-escrito informes científicos con otros investigadores.
“Es un gran gusto. Estás viendo algo que nadie ha visto antes. Te da la gran sensación de un descubrimiento, lo cual es muy emocionante para mí”, dice Stanford.
Ray Stanford piensa seguir buscando hasta “que no haya nada más qué encontrar”.