Los dos líderes sostuvieron una nueva conversación de 50 minutos, calificada como "franca", pero igualmente futil en la búsqueda de acuerdos.
El presidente Barack Obama y el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner sostuvieron este jueves una conversación “franca” de 50 minutos, sin que se hayan anunciado avances en la negociación para evitar que el país caiga en el “abismo fiscal”.
La reunión –una invitación del presidente para conversar en la oficina oval de la Casa Blanca al final de la tarde del jueves— apenas sirvió para demostrar que las líneas de comunicación siguen abiertas, pero no logró borrar la sensación de que el país sigue condenado a profundos recortes y aumento de impuestos, como consecuencia de la falta de un acuerdo para evitarlos.
Boehner se preparaba para regresar a Ohio este fin de semana, sin que haya más negociaciones programadas, mientras el asesor económico de Obama, Gene Sperling, confirmaba a senadores demócratas la desesperanza de que se consiga un acuerdo.
No obstante, un grupo de senadores republicanos trabajaban en una propuesta alternativa que por lo menos evitaría el aumento de impuestos generalizado, aunque significaría aceptar la demanda de Obama de subir impuestos a los salarios y los ingresos de los contribuyentes más ricos.
La estrategia produciría únicamente $400 mil millones de dólares en nuevos impuestos, menos de los $800 mil millones que Boehner había dicho que podía aceptar, y obligaría a los demócratas a ceder en los recortes del gasto gubernamental.
La consideración de este plan alternativo subraya las diferencias crecientes entre los republicanos en la Cámara de Representantes, liderados por Boehner, y los republicanos del Senado, dirigidos por Mitch McConnell.
Cualquier propuesta debe ser aprobada por ambas cámaras y aceptada por el presidente Obama.
La reunión –una invitación del presidente para conversar en la oficina oval de la Casa Blanca al final de la tarde del jueves— apenas sirvió para demostrar que las líneas de comunicación siguen abiertas, pero no logró borrar la sensación de que el país sigue condenado a profundos recortes y aumento de impuestos, como consecuencia de la falta de un acuerdo para evitarlos.
Boehner se preparaba para regresar a Ohio este fin de semana, sin que haya más negociaciones programadas, mientras el asesor económico de Obama, Gene Sperling, confirmaba a senadores demócratas la desesperanza de que se consiga un acuerdo.
No obstante, un grupo de senadores republicanos trabajaban en una propuesta alternativa que por lo menos evitaría el aumento de impuestos generalizado, aunque significaría aceptar la demanda de Obama de subir impuestos a los salarios y los ingresos de los contribuyentes más ricos.
La estrategia produciría únicamente $400 mil millones de dólares en nuevos impuestos, menos de los $800 mil millones que Boehner había dicho que podía aceptar, y obligaría a los demócratas a ceder en los recortes del gasto gubernamental.
La consideración de este plan alternativo subraya las diferencias crecientes entre los republicanos en la Cámara de Representantes, liderados por Boehner, y los republicanos del Senado, dirigidos por Mitch McConnell.
Cualquier propuesta debe ser aprobada por ambas cámaras y aceptada por el presidente Obama.