En un ambiente mayormente distendido los dos candidatos hicieron una pausa en la campaña y en los ataques políticos, para participar en una cena benéfica de la iglesia católica.
A menos de tres semanas de las elecciones y con las encuestas tan cerradas, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el aspirante republicano Mitt Romney se tomaron un descanso de tantos asuntos importantes para cruzarse bromas y tomarse el pelo en una cena benéfica a la que acudieron ambos el jueves.
Dos días después del tenso debate en el que hubo un duro intercambio de acusaciones, Obama y Romney se saludaron afectuosamente, vestidos formalmente con frac y corbatín blanco.
“Es agradable relajarse finalmente y usar la ropa que Ann y yo usualmente nos ponemos cuando estamos en casa”, bromeó Romney, que fue quien habló primero.
Pero entre broma y broma se metió a la política.
Las campañas son duras, dijo Romney, agregando que él y Obama tienen buena suerte “de tener una persona que siempre está en tu esquina, alguien en quien se puede confiar y alguien sin cuya reconfortante protesta sientes que no puedes terminar el día. Yo tengo a mi bella esposa, Ann. Él tiene a Bill Clinton”.
“En realidad estaba deseando que viniera Joe Biden esta noche –porque se hubiera reído de todo”, dijo refiriéndose a las risas constantes del vicepresidente durante el debate contra Paul Ryan.
Sobre la prensa, a la que los republicanos perciben como fuertemente a favor de Obama, les dijo “Mi trabajo es construir una visión positiva para el futuro del país, y el de ellos es asegurarse que nadie se entere de ella”. De la misma manera les adelantó los titulares de mañana: “Obama bien recibido por los católicos; Romney cena con los ricos”.
Obama también se metió en ambiente. De entrada le pidió a todos “por favor, todos tomen sus asientos, porque si no, Clint Eastwood los va regañar”.
“Como algunos de ustedes habrán notado –dijo—lucí con mucha más energía en el segundo debate. Me sentí bien descansado luego de la larga siesta que tomé en el primer debate”.
Sobre cómo ha cambiado en su presidencia, el presidente reconoció: “He escuchado a algunos decir, “Barack, ya no eres tan joven como antes. ¿Dónde está aquella sonrisa de oro? ¿Qué pasó con tu entusiasmo”. Y yo dijo, “Tranquilo, Joe, estoy tratando de conducir una reunión de gabinete”, refiriéndose a su vicepresidente.
“Por supuesto –agregó—, la economía está en la cabeza de todos. El desempleo está en su nivel más bajo desde que llegué al cargo. Sobre este tema no tengo ningún chiste. Simplemente pensé que sería útil recordarle a todos que el desempleo está en su nivel más bajo desde que llegué al cargo”, dijo el presidente.
Y también se refirió al viaje lleno de meteduras de pata que hizo Romney al extranjero.
“Algunos de ustedes se acordarán de mi viaje al exterior en el 2008, fui atacado como una celebridad por mi popularidad entre los países aliados. Y tengo que decir que me impresiona lo bien que el gobernador Romney ha evitado ese problema”, dijo Obama.
La cena Al Smith es un glamuroso acto que tiene lugar en el hotel Waldorf-Astoria en el que la alta sociedad neoyorquina tomó langosta y cordero y contribuyó con cinco millones de dólares a varias organizaciones benéficas infantiles.
Obama y Romney, que el lunes se enfrentan en el tercer y último debate en Florida, se sentaron casi juntos, separados solo por el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York que intervino en las convenciones republicana y demócrata del verano.
Dos días después del tenso debate en el que hubo un duro intercambio de acusaciones, Obama y Romney se saludaron afectuosamente, vestidos formalmente con frac y corbatín blanco.
“Es agradable relajarse finalmente y usar la ropa que Ann y yo usualmente nos ponemos cuando estamos en casa”, bromeó Romney, que fue quien habló primero.
Pero entre broma y broma se metió a la política.
Las campañas son duras, dijo Romney, agregando que él y Obama tienen buena suerte “de tener una persona que siempre está en tu esquina, alguien en quien se puede confiar y alguien sin cuya reconfortante protesta sientes que no puedes terminar el día. Yo tengo a mi bella esposa, Ann. Él tiene a Bill Clinton”.
“En realidad estaba deseando que viniera Joe Biden esta noche –porque se hubiera reído de todo”, dijo refiriéndose a las risas constantes del vicepresidente durante el debate contra Paul Ryan.
Sobre la prensa, a la que los republicanos perciben como fuertemente a favor de Obama, les dijo “Mi trabajo es construir una visión positiva para el futuro del país, y el de ellos es asegurarse que nadie se entere de ella”. De la misma manera les adelantó los titulares de mañana: “Obama bien recibido por los católicos; Romney cena con los ricos”.
Obama también se metió en ambiente. De entrada le pidió a todos “por favor, todos tomen sus asientos, porque si no, Clint Eastwood los va regañar”.
“Como algunos de ustedes habrán notado –dijo—lucí con mucha más energía en el segundo debate. Me sentí bien descansado luego de la larga siesta que tomé en el primer debate”.
Sobre cómo ha cambiado en su presidencia, el presidente reconoció: “He escuchado a algunos decir, “Barack, ya no eres tan joven como antes. ¿Dónde está aquella sonrisa de oro? ¿Qué pasó con tu entusiasmo”. Y yo dijo, “Tranquilo, Joe, estoy tratando de conducir una reunión de gabinete”, refiriéndose a su vicepresidente.
“Por supuesto –agregó—, la economía está en la cabeza de todos. El desempleo está en su nivel más bajo desde que llegué al cargo. Sobre este tema no tengo ningún chiste. Simplemente pensé que sería útil recordarle a todos que el desempleo está en su nivel más bajo desde que llegué al cargo”, dijo el presidente.
Y también se refirió al viaje lleno de meteduras de pata que hizo Romney al extranjero.
“Algunos de ustedes se acordarán de mi viaje al exterior en el 2008, fui atacado como una celebridad por mi popularidad entre los países aliados. Y tengo que decir que me impresiona lo bien que el gobernador Romney ha evitado ese problema”, dijo Obama.
La cena Al Smith es un glamuroso acto que tiene lugar en el hotel Waldorf-Astoria en el que la alta sociedad neoyorquina tomó langosta y cordero y contribuyó con cinco millones de dólares a varias organizaciones benéficas infantiles.
Obama y Romney, que el lunes se enfrentan en el tercer y último debate en Florida, se sentaron casi juntos, separados solo por el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York que intervino en las convenciones republicana y demócrata del verano.