El presidente Obama dice que el acuerdo está a la vista, pero aún no lo da por hecho. Según el líder republicano del Senado, Mitch McConnell , ya no hay divergencias en materia de impuestos.
Las largas negociaciones entre la Casa Blanca y el Congreso sobre cómo evitar la caída en un “abismo fiscal” finalmente han logrado algunas concesiones importantes, y aunque las partes se acercaron como nunca, el Congreso no llegará a un acuerdo antes de la hora tope, al filo de esta medianoche.
El presidente Barack Obama dijo este lunes en la Casa Blanca que el acuerdo está “a la vista” pero que todavía no hay nada firme. “Aún quedan asuntos por solucionar. Estamos esperanzados en que el Congreso pueda conseguirlo”, señaló.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell dijo que “estamos muy, muy cerca de un acuerdo” y agregó que ya no hay divergencias entre las dos partes en lo que concierne a los impuestos, con lo que ahora faltaría hallar consenso en lo que atañe a los gastos gubernamentales.
Demócratas y republicanos habrían acordado subir los impuestos sólo a las familias con entradas superiores a los $450.000 dólares, lo que deja de lado la idea la Casa Blanca de aumentárselos a las que ingresan más de $250.000, una promesa hecha por Obama durante su campaña presidencial.
Los republicanos, por su parte, han dejado de insistir en reducir los beneficios del Seguro Social como una condición para extender los beneficios para los desempleados, que expiran hoy para dos millones de estadounidenses.
Entre las medidas económicas draconianas que entrarían en efecto con el Año Nuevo si no se llega a un acuerdo están un aumento de impuestos generalizado, recortes indiscriminados en la Defensa y en los programas del gobierno federal, los beneficios para los desempleados y hasta un aumento a los productos lácteos.
Según dijo la víspera el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, "todavía hay una distancia significativa entre ambos bandos, pero las negociaciones continúan”.
Interponiéndose fuertemente en la negociación ha estado la filosofía que defienden los dos partidos. Los republicanos no han votado a favor de un aumento de impuestos desde hace 20 años, y los demócratas no aceptan recortes en los beneficios sociales para las clases media y baja.
Curiosamente, la falta de un acuerdo daría al traste con ambas posiciones.
El presidente Barack Obama dijo este lunes en la Casa Blanca que el acuerdo está “a la vista” pero que todavía no hay nada firme. “Aún quedan asuntos por solucionar. Estamos esperanzados en que el Congreso pueda conseguirlo”, señaló.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell dijo que “estamos muy, muy cerca de un acuerdo” y agregó que ya no hay divergencias entre las dos partes en lo que concierne a los impuestos, con lo que ahora faltaría hallar consenso en lo que atañe a los gastos gubernamentales.
Demócratas y republicanos habrían acordado subir los impuestos sólo a las familias con entradas superiores a los $450.000 dólares, lo que deja de lado la idea la Casa Blanca de aumentárselos a las que ingresan más de $250.000, una promesa hecha por Obama durante su campaña presidencial.
Los republicanos, por su parte, han dejado de insistir en reducir los beneficios del Seguro Social como una condición para extender los beneficios para los desempleados, que expiran hoy para dos millones de estadounidenses.
Entre las medidas económicas draconianas que entrarían en efecto con el Año Nuevo si no se llega a un acuerdo están un aumento de impuestos generalizado, recortes indiscriminados en la Defensa y en los programas del gobierno federal, los beneficios para los desempleados y hasta un aumento a los productos lácteos.
Según dijo la víspera el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, "todavía hay una distancia significativa entre ambos bandos, pero las negociaciones continúan”.
Interponiéndose fuertemente en la negociación ha estado la filosofía que defienden los dos partidos. Los republicanos no han votado a favor de un aumento de impuestos desde hace 20 años, y los demócratas no aceptan recortes en los beneficios sociales para las clases media y baja.
Curiosamente, la falta de un acuerdo daría al traste con ambas posiciones.
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