Después de semanas de negociaciones, que apenas sirvieron para recabar el apoyo de algunos legisladores republicanos en la Cámara Baja y en las que incluso tuvo que hacer concesiones al ala más moderada de su partido, el presidente Joe Biden estampó este jueves su firma en el nuevo paquete de estímulo para hacer frente al impacto de la pandemia en Estados Unidos.
"Esta es una legislación histórica que trata de reconstruir la columna vertebral de este país y dar a la gente de esta nación -gente trabajadora, tipos de la clase media- una oportunidad de luchar, esa es su esencia", afirmó el mandatario al sancionar la ley durante una breve ceremonia en la residencia presidencial.
La Casa Blanca planea con esta medida -conocida como el Plan de Rescate Estadounidense- inyectar 1,9 billones de dólares en la maltrecha economía de la nación, que servirán para acelerar el proceso de vacunación, pero también para dar alivio a ciudadanos, empresas y gobiernos estatales tras un año en el que el COVID-19 obligó al cierre del país.
Esta es una legislación histórica que trata de reconstruir la columna vertebral de este país"
Joe Biden, presidente de EE. UU.
A pesar de que Biden defendió siempre su deseo de alcanzar un acuerdo con la oposición, la Casa Blanca se mantuvo firme en su propuesta, que cuenta con un amplio apoyo de la población, según las últimas encuestas, y finalmente el proyecto salió adelante en ambas cámaras del Congreso sin alcanzar las mayorías cualificadas habitualmente requeridas en este tipo de legislación.
"A lo largo de las semanas en que esta propuesta ha sido discutida y debatida, ha quedado claro que una abrumadora mayoría de la gente -demócratas, independientes y amigos republicanos- apoyan el Plan de Rescate Estadounidense", apuntó Biden.
Para sacar adelante el proyecto sin contar con el apoyo de parte de la oposición republicana, los demócratas optaron por recurrir a un mecanismo legislativo que permite ligar el proyecto de ley a los presupuestos y que, consecuentemente, apenas requiere de una mayoría simple para su aprobación.
La Administración Biden tuvo que hacer concesiones a pesar de contar con el control de ambas cámaras. Sin ir más lejos, algunos de los legisladores más moderados del Partido Demócrata se sumaron a la oposición al rechazar un aumento del salario mínimo de los empleados federales hasta los 15 dólares por hora, defendido por los más progresistas; una propuesta que, en cualquier caso, fue retirada por cuestiones de procedimiento del Senado.
Finalmente, el paquete de estímulo fue aprobado por un estrecho margen en el Senado, el pasado 6 de marzo, después de que la Cámara Alta modificara algunos aspectos de un proyecto de ley aprobado anteriormente por la Cámara Baja, que finalmente ratificó el texto final el miércoles. Entre esos cambios se encuentra -precisamente- la eliminación de un aumento en el salario mínimo federal.
Ayudas directas
La medida incluye cheques de 1.400 dólares para todos menos los adultos con mayores ingresos del país, y 3.000 o 3.600 dólares para niños, dependiendo de su edad. Los trabajadores desempleados continuarán recibiendo pagos del gobierno nacional de 300 dólares a la semana hasta principios de septiembre, además de la asistencia estatal. Los gobiernos estatales y municipales recibirán 350.000 millones para ayudarles a recuperarse de la pandemia.
También lea ¿Qué incluye el plan de Biden para hacer frente a la pandemia?A diferencia de una ronda de pagos directos que se realizó el año pasado en otro paquete de ayuda para el coronavirus, esta vez los cheques no tendrán la firma del presidente, según confirmó esta semana la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
"El presidente no aparecerá en el cheque, será firmado por un funcionario de carrera", dijo Psaki al ser cuestionada por un gesto que el año pasado le valió críticas a Trump porque aparentemente retrasó el envío de las ayudas. "Esto no se trata de él, esto se trata de los estadounidenses recibiendo alivio".
El paquete también incluye decenas de miles de millones de dólares para financiar las pruebas de coronavirus y el rastreo de contactos, así como la distribución de vacunas, junto con nueva ayuda para las empresas que se han visto más afectadas por las restricciones que redujeron sus operaciones durante el año pasado.