Una nueva política del Pentágono considera que una hospitalización por la COVID-19 descalifica automáticamente a cualquier aspirante a ingresar en las fuerzas armadas de Estados Unidos sin una licencia médica de la rama de reclutamiento militar.
El Comando de Procesamiento de Entrada Militar, que revisa a los solicitantes, dijo en un comunicado entregado a la Voz de América el jueves que los pacientes que fueron hospitalizados “pudieran ser contagiosos por un período de mayor de tiempo que otras personas”.
Estas personas “probablemente requieran una evaluación de limitaciones de aptitud física (como funciones pulmonares y de otros órganos) antes de calificar médicamente”.
Los efectos de salud a largo plazo de estos aspirantes “es desconocido”, dijo el comando, por lo cual requieren un permiso médico.
La guía señala además que los reclutas que fueron diagnosticados con la COVID-19 y no fueron hospitalizados están médicamente calificados para iniciar el entrenamiento básico después de 28 días de aislamiento domiciliario.
“Los casos que no fueron hospitalizados no estarán descalificados permanentemente”, aclaró el comando.
Una circular del Departamento de Defensa que se filtró a la prensa el lunes decía que cualquier historial de COVID-19 descalificaba permanentemente a los reclutas.
Sin embargo, un funcionario de defensa dijo la VOA que la circular era una “guía interina” que fue actualizada el miércoles.
Michael O’Hanlon, un miembro de la Institución Brookings, dijo a la VOA que el tono de la directiva del Pentágono es lamentable.
“¿Por qué no decir en términos más amables: ‘hasta que estemos confiados en que comprendemos la trayectoria de esta enfermedad y el proceso de recuperación, incluyendo la posibilidad de recaídas, no podemos aceptar a individuos con COVID-19 positivo en la fuerza’?”, preguntó O’Hanlon.
No está claro hasta qué punto el cambio afectará las cifras de reclutamiento. El académico James Long dice que cualquier efecto en esta etapa sería insignificante, pero advirtió sobre el peligro de aceptar reclutas con problemas potenciales de salud.
“Incluso el menor problema de salud en la fuerza puede acarrear masivos costos y consecuencias en lo que se refiere a preparación combativa y resultados operativos”, dijo Long. “Yo creo que los dirigentes médicos de defensa estuvieron claros en abordar tempranamente esta cuestión”.
Las cuatro ramas militares cumplieron sus metas de reclutamiento en 2019, con decenas de miles de nuevos miembros en las filas.
Sin embargo, un reporte de la agencia AP del mes pasado dijo que los servicios armados tienen problemas para reclutar en medio de los confinamientos por COVID-19.
Los reclutadores por internet “están encontrando a la gente demasiado consumida por sus propios problemas de salud y financieros para considerar un compromiso militar en este momento”.