Hospitalización por COVID-19 podría descalificar a reclutas de fuerzas armadas de EE.UU

Soldados al servicio de la Guardia Nacional en Illinois, ensamblan equipos para afectados por la COVID-19 en un hospital en Chicago.

Una nueva política de reclutamiento del Pentágono considera la hospitalización por el coronavirus como una descalificación automática, a menos que se obtenga una autorización médica del cuerpo de las fuerzas armadas a la que esté solicitando ingreso el recluta.

Los individuos que hayan estado hospitalizados con coronavirus “están medicamente descalificados para ingreso, sujetos a revisión de los registros de hospitalización y a la autorización de los servicios médicos militares”, indica la nueva política.

El Comando de Procesamiento para el Ingreso Militar (MEPCOM, por sus siglas en inglés), el cual revisa las solicitudes de ingreso a las fuerzas armadas, dijo en una declaración entregada a la Voz de América que los pacientes que estuvieron hospitalizados “podrían ser contagiosos por un período más largo que otros” y “podrían necesitar evaluación por posibles limitaciones física residuales (como problemas pulmonares) antes de ser calificados médicamente”.

Los efectos de salud de largo plazo para este grupo “son desconocidos”, dijo el comando, por lo que se requiere de una autorización de los servicios médicos militares.

La nueva política también afirma que los reclutas diagnosticados con el COVID-19, pero que no fueron hospitalizados sí están calificados para ser procesados e ingresar al entrenamiento básico, después de 28 días de aislamiento en casa.

“Los casos no hospitalarios no serán descalificados permanentemente”, agregó el MEPCOM.

Un memorándum del Departamento de Defensa filtrado a los medios el lunes decía que cualquier antecedente de COVID19 sería causa de descalificación permanente para los reclutas.

Un funcionario de Defensa, dijo a VOA que el memorándum era una “guía interina” que fue modificada el miércoles.

Michael O’Hanlon, un investigador sobre temas de defensa en el Brookings Institution, dijo que el tono de la nueva política del Pentágono, es lamentable.

“Por qué no decir, en términos más amables, hasta que podamos tener plena confianza de que entendemos la trayectoria de esta enfermedad y el proceso de recuperación, incluyendo la posibilidad de una recaída o recurrencia, no podemos admitir a las fuerzas armadas a individuos que han dado positivo por el coronavirus”, dijo O’Hanlon.

No está claro si el cambio afectará las cifras de reclutamiento. James Long, un investigador y contribuyente regular del Instituto de Guerra Moderna en West Point, dijo que cualquier efecto en este momento sería insignificante, al tiempo que advirtió sobre el riesgo de aceptar reclutas con problemas de salud.

“Aun un problema de salud menor en la Fuerza puede tener costos enormes y consecuencias para la métrica de temas como la disponibilidad combativa o el rendimiento operacional”, dijo Long. “Creo que los líderes médicos del Departamento de Defensa son muy sabios al enfocar este tema desde muy temprano”.

Las cuatro ramas de las fuerzas armadas de Estados Unidos, lograron alcanzar sus metas de reclutamiento en el 2019, llevando a decenas de miles de nuevos miembros a las fuerzas armadas estadounidenses.

Pero un informe de la agencia Associated Press dijo el mes pasado que las fuerzas armadas estaban luchando por conseguir nuevos reclutas debido a que las familias y comunidades estaban obedeciendo las instrucciones de quedarse en casa. Los reclutadores por internet estaban “con frecuencia encontrando gente demasiado consumidos con su propia preocupación por temas de salud o financieros como para considerar un compromiso con las fuerzas armadas en este momento.

COVID-19 y las tropas actuales

Las hospitalizaciones por COVID-19 no son “descalificaciones inmediatas” para las tropas actuales, según un alto funcionario de Defensa. Sin embargo, esto podría cambiar las carreras de unos 113 militares que han sido hospitalizados por la enfermedad, si los efectos residuales impactan la capacidad del soldado para hacer su trabajo.

El funcionario hizo énfasis en que cualquier soldado que pueda regresar y cumplir las funciones de su trabajo normal tras una hospitalización no necesitarían autorización de una junta médica militar. Pero cualquiera que ya no pueda cumplir con sus labores tendría que pasar por un proceso de evaluación que podría forzar un cambio en la especialización del militar, o incluso poner fin a su servicio.

“Esto es similar a lo que se hace con cualquier enfermedad o lesión sufrida mientras se está en las fuerzas armadas”, dijo el alto funcionario a VOA.

El funcionario comparó a un soldado que desarrolla problemas pulmonares tras ser hospitalizado por el coronavirus, con otro soldado que desarrolla asma crónica después de ingresar a las fuerzas armadas. El asma severa puede impedir, por ejemplo, a un soldado de realizar ciertos requisitos de infantería, y los militares podrían determinar que problemas pulmonares resultantes del COVID-19 podrían tener el mismo resultado.

“La normativa está evolucionando”, dijo el funcionario a la VOA, agregando que ésta será modificada de la forma que sea necesaria.