Agenda "Estados Unidos Primero" rige política exterior del Partido Republicano

El presidente Donald Trump estrecha la mano del viceprimer ministro chino Liu He, tras recibir una carta oficial en la Oficina Oval, en 2019.

La política exterior del Partido Republicano ha sido moldeada casi en su totalidad durante los últimos cuatro años por el enfoque del presidente Donald Trump hacia las relaciones internacionales, incluyendo nuevos tratados de comercio, escepticismo ante las organizaciones internacionales y llamados a reducir la presencia de tropas estadounidenses en el extranjero.

Debido a la pandemia del coronavirus y a los protocolos de distanciamiento social, el Partido Republicano no redactó este año una nueva Plataforma política, que tradicionalmente ofrece un resumen de la visión del partido y sus prioridades políticas. Sin embargo, el Partido dijo en una resolución publicada en la convención en Charlotte, Carolina del Norte, que si se hubiese podido reunir para escribir una nueva plataforma, habría “indudable y unánimemente” respaldado la agenda de la administración Trump.

El Partido ha hecho campaña alrededor de las metas de política exterior de Trump, en gran medida englobadas en su consigna de “Estados Unidos Primero”, con el cual debutó durante su campaña del 2016 y repitió el lunes en un resumen de su agenda para un segundo período, dada a conocer por su campaña. Otras metas de política exterior fueron “traer a casa a nuestras tropas” y “acabar con nuestra dependencia en China”.

China

China se ha convertido en uno de los temas centrales de la política exterior en la campaña del 2020, acentuado por la guerra comercial de Trump con China, así como por sus cuestionamientos sobre el manejo chino de la pandemia del coronavirus.

Estados Unidos y China firmaron una Fase 1 de un acuerdo de comercio en enero luego de varias rondas de negociaciones sobre aranceles, por miles de millones de dólares. El acuerdo ha sido presentado por el Partido Republicano como evidencia de que el presidente puede cumplir con sus metas de comercio exterior y seguir con otro nuevo acuerdo de comercio de la administración Trump para Norteamérica.

El presidente Donald Trump y el viceprimer ministro chino, Liu He, almuerzan tras firmar la "Fase 1" de un acuerdo de comercio en junio pasado en Washington.

Sin embargo, las negociaciones de una segunda fase del acuerdo con China han estado estancadas. Trump dijo en julio que el acuerdo significa “mucho menos para mí” por lo que afirmó fue el rol de China en el avance de la pandemia del coronavirus, y este mes canceló una segunda ronda de pláticas sobre comercio con China. "No quiero hablar con China en este momento”, expresó entonces.

Algunos miembros del Partido Republicano han pedido a Trump que sea incluso más duro con China.

Edward Alden, un investigador en el Consejo para Relaciones Exteriores, dijo que si Trump es reelecto, espera que el presidente sea más confrontativo con China.

“Ambos partidos, pero particularmente el Partido Republicano, han llegado a ver a China no solo como un rival económico, sino como una creciente amenaza de seguridad”, dijo Alden.

La agenda de metas para un segundo periodo de Trump incluye la promesa de “traer de regreso un millón de empleos de manufactura desde China”, así como evitar que se otorguen contratos federales a personas que subcontratan a empresas chinas.

Afganistán

La agenda de un segundo periodo del presidente también promete “detener las guerras sin fin” y traer a casa a los soldados estadounidenses, un sentimiento que resuena como un eco de su campaña del 2016.

Pero aunque Trump ha repetido con frecuencia su deseo de terminar las guerras en Irak, Siria y Afganistán, ha tenido dificultades para cumplir su meta y reducir el número de tropas estadounidenses en el extranjero.

Tropas estadounidenses patrullan en una base del Ejército Nacional Afgano en la provincia de Logar, Afganistán, en agosto del 2018.

En Afganistán, Trump aceptó en el 2017 un aumento de las tropas por una solicitud del entonces comandante general John Nicholson, aumentando el nivel de tropas en ese país a unos 14.000.

El número de tropas ahí está nuevamente en unos 8.500 soldados, más o menos al mismo nivel que cuando Trump asumió la presidencia en 2017, y el presidente reveló recientemente planes para seguir retirado las tropas en base a las condiciones aún no cumplidas de un acuerdo firmado con los talibanes a inicios de este año.

Trump ha defendido sus esfuerzos diplomáticos con los talibanes. En un discurso ante Naciones Unidas el año pasado dijo que “Estados Unidos nunca ha creído en enemigos permanentes”.

Charles Stevenson, un profesor de Relaciones Exteriores estadounidenses en la Escuela para Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, dijo que los candidatos de ambos partidos frecuentemente prometen reducir los niveles de tropas en el extranjero pero les resulta difícil una vez que ya están en la presidencia.

“Hay costos de retirarse completamente” de una región, incluyendo diplomáticos y políticos, afirmó.

Alianzas internacionales

Trump ha manejado la diplomacia de forma muy diferente a presidentes anteriores, cuestionando públicamente el valor de alianzas internacionales y organizaciones, incluyendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Organización Mundial del Trabajo (OMT) y a Organización Mundial de la Salud (OMS).

El presidente Trump conversa con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante una reunión de la organización en diciembre del 2019.

Sobre la OTAN, Trump ha argumentado que muchos miembros no gastan suficiente en defensa para cumplir a plenitud sus compromisos bajo los acuerdos.

“Los países de OTAN deben pagar MÁS, Estados Unidos deben pagar MENOS. Muy injusto”, afirmó Trump en un tuit antes de asistir a una reunión cumbre de OTAN en el 2018.

El costo económico es frecuentemente un factor clave en las posturas de relaciones exteriores de Trump, y ha cuestionado el costo asociado a una gran presencia militar en bases alrededor del mundo, incluyendo en Japón, Corea del Sur y Alemania.

El presidente se ha disvinculado de varios acuerdos internacionales desde que asumió la presidencia, incluyendo el acuerdo de París sobre cambio climático, el Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio con Rusia, y el tratado nuclear con Irán.

Trump no ha tenido miedo a criticar a aliados tradicionales, involucrándose en disputas públicas con un número de líderes mundiales, incluyendo a los de Rusia, Francia y Canadá.

Alden dice que la política de Trump de “Estados Unidos Primero” con frecuencia se desvía una política mejor descrita por la frase “Estados Unidos Aislado”. Dijo que bajo la presidencia de Trump, Estados Unidos ha abandonado completamente la noción de que la cooperación internacional es importante”.

Trump ha defendido su enfoque, diciendo ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 2019 que “líderes sabios siempre ponen el bienestar de sus propios pueblos primero. El futuro no pertenece a los globalistas. El futuro pertenece a patriotas”.

Corea del Norte

El presidente Trump se ha reunido y ha intercambiado cartas con el mandatario de norcoreano, Kim Jong Un. Al inicio de su presidencia llamó al líder norcoreano “hombre misil” y amenazó a Corea del Norte con “fuego y furia”, pero luego Trump dijo sobre Kim: “Hemos desarrollado una muy buena relación”.

En esta foto de junio del 2019, el presidente Donald Trump se reúne con el líder norcoeano Kim Jong en la aldea fronteriza de Panmunjom, en la Zona Desmilitarizada.

Durante su primera reunión en Singapur en 2018, los dos líderes firmaron un acuerdo para trabajar hacia la “completa desnuclearización de la Península Coreana” pero nunca acordaron los detalles de lo que eso significaría.

A pesar de la falta de resultados concretos, Trump ha tenido cierto éxito en sus reuniones con Kim. Desde que empezaron las reuniones, Corea del Norte se ha abstenido de cualquier prueba importante de misiles o armas nucleares.

Durante meses, sin embargo, las negociaciones se han estancado y Corea del Norte se ha rehusado a hablar. Kim dijo en enero de este año que está preparado para un “punto muerto” de largo plazo con Estados Unidos.