La jueza de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg, es la primera mujer que yace en capilla ardiente en el Capitolio de Estados Unidos, después que su féretro fue trasladado para recibir el tributo el viernes.
Una ceremonia privada para su familia e invitados en el Salón Nacional de las Estatuas del Capitolio tiene lugar en el tercer día de homenaje a Ginsburg, quien murió el pasado viernes a los 87 años. Su su ataúd descansará sobre la misma plataforma de madera construida para el féretro del presidente Abraham Lincoln, después de su asesinato en 1865.
Se espera que el candidato presidencial demócrata Joe Biden y su esposa, Jill, asistan al homenaje.
El brote de coronavirus ha restringido el número de personas invitadas a la ceremonia.
Los legisladores que no fueron invitados al evento privado podrán presentar sus respetos, antes de que su cuerpo sea retirado más tarde el viernes.
Un comunicado de la Corte Suprema de Estados Unidos dijo que Ginsburg será enterrada la próxima semana, en una ceremonia privada en en el Cementerio Nacional de Arlington.
Ginsburg ha recibido el tributo durante dos días en la Corte Suprema de Justicia de EE.UU., donde sirvió como jueza por 27 años.
Entre los que ridieron homenaje a Ginsburg el jueves estuvieron el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su esposa Melania. Algunos simpatizantes de Ginsburg presentes criticaron la presencia de Trump.
El presidente, que llevaba una máscara facial, no hizo ningún comentario mientras permanecía brevemente a poca distancia del ataúd de Ginsburg en lo alto de los escalones del edificio del tribunal.
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Ginsburg fue honrada el miércoles con una ceremonia privada en el Gran Salón de la Corte Suprema a la que asistieron su familia y compañeros jueces. Luego, su ataúd fue trasladado a la escalinata de la instalación donde el úblico presentó sus respetos a la fallecida jueza hasta el jueves por la noche.
El fallecimiento de Ginsburg ha provocado una batalla política por su reemplazo. Se espera que Trump nombre pronto a la candidata para reemplazar a Ginsburg, y que el Senado lo confirme antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Los demócratas han criticado la decisión, indicando que el reemplazo de la fallecida jueza deberá quedar como tarea para el presidente que resulte electo en noviembre.