Estados Unidos regresó el viernes de forma oficial al Acuerdo de París, apenas 107 días después de abandonarlo. Aunque el gesto fue en gran medida simbólico, gobernantes del mundo piden que Washington demuestre su seriedad tras cuatro años de ausencia en los hechos. Sobre todo, esperan que anuncie en los próximos meses su meta para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
El retorno norteamericano al pacto climático mundial ocurre casi un mes después que el presidente Joe Biden dijo a Naciones Unidas que el país quería regresar. “El clamor por la supervivencia viene del planeta mismo”, dijo Biden en su discurso de investidura. “Un clamor que no podría ser más desesperado ni más claro”.
En su primer día en funciones, Biden firmó un decreto para anular la salida ordenada por su predecesor, Donald Trump. El gobierno de Trump había anunciado su retiro del Acuerdo de París en 2019, pero éste se hizo efectivo el 4 de noviembre de 2020, al día siguiente de la elección, debido a las disposiciones del pacto.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo el jueves que el reingreso estadounidense “es de por sí muy importante”, como lo es el anuncio de Biden de que Estados Unidos volverá a proveer ayuda climática a países pobres como prometió en 2009.
“Se trata del mensaje político que se emite”, dijo Christiana Figueres, exjefa de la agencia climática de la ONU, una de las principales participantes en la elaboración del acuerdo de 2015 bajo el cual los países fijaron sus propias metas de reducción de los gases de invernadero.
Se temía que otros países siguieran el ejemplo de Estados Unidos al abandonar la lucha contra el cambio climático, pero eso no sucedió, dijo Figueres. El verdadero problema, acotó, fueron los cuatro años de inacción por parte del gobierno de Trump. Ciudades, estados y empresas estadounidenses buscaron reducir la emisión de dióxido de carbono, pero sin ayuda del gobierno federal.