Analistas de inteligencia de Estados Unidos vaticinan que los desafíos que enfrentarán los países en los próximos 20 años pondrán a prueba a las instituciones y los sistemas que han dominado los eventos globales desde la Segunda Guerra Mundial.
El mundo, ya enfrascado en una lucha con una pandemia global, tendrá que responder a una “cascada de retos” como el cambio climático, las enfermedades, las crisis financieras y el avance incesante de la tecnología.
"Estos desafíos pondrán a prueba repetidamente la resistencia y adaptabilidad de comunidades, estados y el sistema internacional, a veces superando las capacidades de los sistemas y modelos existentes”, advierte el reporte, que añade que algunos de los problemas “podrían ser catastróficos”.
Esta pesimista evaluación es parte del reporte Global Trends 2040, compilado por el Consejo Nacional de Inteligencia que se emite cada cuatro años. Aunque la nueva versión presenta algunos escenarios en que democracias, como en Estados Unidos, se reforzarán y lograrán florecer, advierte que nada de eso sucederá si no se encuentra primero una forma de manejar problemas más intensos y frecuentes.
"La pandemia de COVID-19 ha recordado al mundo su fragilidad y demostrado los riesgos inherentes de altos niveles de interdependencia”, dice el reporte. “El sistema internacional … está débilmente establecido para abordar los múltiples retos globales”.
Uno de los desafíos globales identificados en el reporte es el cambio climático, el cual se espera que se intensifique gradualmente en las próximas dos décadas y someta a los países a temperaturas más altas, el aumento del nivel de los océanos, y eventos más extremos como huracanes, tornados e inundaciones.
Los países pobres y en vías de desarrollos serán los más afectados y la incapacidad de sus gobierno para adaptarse y responder podría desatar nuevas olas de migraciones.
Eso, dice el reporte, sobrecargaría los recursos y capacidades de los países de destino.
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Otra preocupación crítica es la tendencia en aumento de los países de aislarse como reacción a un mundo más conectado y tecnológicamente avanzado.
El mundo “está indisolublemente atado y a la vez fragmentado en diferentes direcciones”, dice el reporte. “Las comunidades se están fracturando con personas que buscan seguridad de grupos que piensan como ellas basadas en identidades establecidas y de reciente prominencia”.
Esa tendencia se alimenta de la proliferación de tecnologías, como las de inteligencia artificial, que facilita a los gobiernos, grupos e incluso empresas, modelar la opinión pública, ya sea con campañas de influencia u operaciones de desinformación.
"Medios manufacturados, sintéticos en tiempo real pudieran distorsionar la verdad y la realidad, desestabilizando sociedades a una escala y rapidez que deja pequeños los desafíos actuales de desinformación”.
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Los analistas señalan que otro factor que forjará al mundo en los próximos 20 años es la lucha de poder entre Estados Unidos y China.
En el escenario más optimista, los analistas de inteligencia proyectan que prevalecerán EE.UU. y sus aliados democráticos, en parte porque adversarios como China y Rusia están atadas por los controles de la sociedad que han sofocado la innovación.
En este llamado “Renacer de las Democracias” se verá un florecimiento de Occidente debido a su tecnología avanzada, el crecimiento económico y el aumento de los ingresos, que reducirán las tensiones sociales.
No obstante, los analistas perciben también escenarios en que China pueda solidificarse como la principal, aunque no dominante, potencia global, en un mundo fragmentado y dominado por potencias regionales “enfocadas en la autosuficiencia, la adaptación y la defensa”.
En uno de los peores escenarios, escaseces de alimentos y rumores desatan olas de violencia que derrocan a líderes y regímenes en todo el planeta, generando un cambio radical la distribución de riquezas y recursos.