Cara a cara con un hombre sin mascarilla que amenazaba con dispararle, Amanda Andrade-Rhoades tenía opciones limitadas.
La fotoperiodista independiente que hacía trabajos para el diario The Washington Post el miércoles de la semana pasada mientras seguidores del presidente Donald Trump invadían el Capitolio en momentos en que el Congreso votaba para certificar los resultados de las elecciones del 2020.
El hombre era alto y mayor, con un bigote y una chaqueta color cuero, Andrade-Rhoades le dijo a la Voz de América. Acercándose a solo centímetros de su rostro, él le dijo: “Regresaré con una pistola mañana e iré a por ti”.
La protección de la periodista era limitada; ni chaleco antibalas, ni gente a su alrededor que la ayudara, y no vio razón alguna para escalar el conflicto. Se alejó caminando.
Al final del día, dijo Andrade-Rhoades, ella había recibido cuatro impactos de balas de goma, tres en una pierna y una en la cadera, durante los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. Tres personas la habían amenazado con dispararle.
También lea Al menos 117 periodistas detenidos en EE.UU. durante protestas de este añoLa periodista es una de muchos que dicen fueron atacados o amenazados por los amotinados el miércoles. Grabaciones de vídeo mostraron a un grupo de manifestantes destrozando equipos de personal de la agencia The Associated Press, gritando a los periodistas, y arrastrando a un profesional. En una de las puertas del Capitolio, por fuera, alguien escribió: “asesinen a los medios”.
Investigaciones abiertas
El Monitor de Libertad de Prensa de Estados Unidos, una coalición de promotores de la libertad de prensa, está investigando unos 15 ataques y cinco arrestos o detención de periodistas en los Estados Unidos.
Michael Sherwin, el fiscal federal interino en el Distrito de Columbia, dijo el martes que su oficina investigará y perseguirá a quienes actúen con violencia contra periodistas.
"Alguna gente no conoce que algunos de los alborotadores específicamente atacaron a miembros de los medios y les agredieron”, dijo Sherwin en una conferencia de prensa, agregando que ha establecido un grupo especial para enfocarse en casos de agresiones a los medios.
No tendríamos porqué estar haciendo nuestro trabajo con miedo”
Amanda Andrade-Rhoades, periodista
Los ataques vienen tras un año de hostilidad contra la prensa en Estados Unidos sin precedentes, la mayoría mientras se cubrían marchas exigiendo equidad racial tras la muerte de George Floyd, un afroestadounidense que falleció cuando se encontraba bajo custodia policial en Minneapolis.
El Monitor documentó más de 325 ataques contra periodistas en 2020 y 123 arrestos, la mayor cantidad registrada en un solo año. También trabaja en verificar unos 200 incidentes adicionales que ocurrieron el año pasado, dijo la directora Kirstin McCudden a la VOA.
Ahora, periodistas y salas de redacción están afrontando una inquietante realidad: Estados Unidos se está volviendo un lugar crecientemente peligroso para ser periodista. Y se están empezando a tomar precauciones adicionales para asegurar que los reporteros estén seguros.
"No tendríamos porqué estar haciendo nuestro trabajo con miedo”, dijo Andrade-Rhoades. “Pero ésta es la forma en que es ahora”.
Hostilidad generalizada
La hostilidad no se ha limitado a la capital. El miércoles pasado, Rick Egan estaba fotografiando una manifestación de seguidores de Trump en la capital de Utah para el diario The Salt Lake Tribune.
En un momento, un hombre gritó por un megáfono al lado de su rostro: “Mírate a ti y tu mascarilla”. En unos minutos el mismo hombre regresó, esta vez rociándole gas mostaza en sus ojos.
"Yo no le hice nada a él. No venía a cuento”, dijo Egan. “”Lo más raro, lo más loco que me he encontrado en mi trabajo como periodista”.
En relatos en primera persona publicados en las redes sociales y en medios estadounidenses, algunos reporteros compararon los recientes eventos con sus días como corresponsales de guerra.
Los profesionales dicen que se han acostumbrado a una mayor hostilidad en años recientes, con personas lanzando insultos o empujándoles. Pero esos incidentes son “nada comparado a lo que ocurrió” la semana pasada, dijo Egan.
También lea Periodistas de investigación afrontan más demandas legales que buscan silenciarlosAndrade-Rhoades dijo creer que la hostilidad se debe en parte a una “retórica inflamatoria”, incluso por parte del presidente Donald Trump quien ha tenido una tensa relación con los medios, a quienes él regularmente ha llamado “noticias falsas” y “enemigos del pueblo”.
Trump y muchos de sus simpatizantes creen que los medios tradicionales han sido parcializados en su cobertura del presidente y que están intentando deslegitimar su presidencia con una cobertura excesivamente crítica. Un aumento en la desinformación en las redes sociales ha debilitado la confianza en los medios.
Egan ha notado un cambio similar en la retórica en los últimos cuatro años. Más recientemente, dijo, la gente le lanza insultos por usar una mascarilla.
"Puede ser un grupo de gente… molestos por tener que usar mascarillas, y todavía nos atacan y verbalmente gritan”, dijo. “Es una locura. Esto nunca pasó antes. Yo nunca me preocupaba por mi seguridad”.