La indignación por la muerte de George Floyd en Minneapolis, Minnesota, bajo custodia policial, está superando a los temores a la infección de COVID-19, con miles de personas que salen a las calles en manifestaciones masivas en todo Estados Unidos.
Sin embargo, las autoridades de salud pública temen que esas actividades hayan dado al coronavirus una nueva oportunidad de propagarse.
Más de 100.000 personas han muerto de la enfermedad en Estados Unidos hasta el momento.
La proximidad entre las personas permite la transmisión del virus a través de pequeñísimas gotas que expulsan al exhalar, hablar, toser y estornudar.
Por meses, las autoridades han cancelado conciertos, obras de teatro y actividades públicas masivas de todo tipo para evitar las condiciones que propician la expansión del virus.
Algunos estados y ciudades han comenzado a reactivarse a medida que el número de casos nuevos ha reflejado un descenso, a pesar de algunos focos donde el contagio se mantiene en alza.
Aunque muchos expertos han expresado simpatías por la indignación de los manifestantes, las autoridades dicen que las recientes multitudes era precisamente lo que se ha estado tratando de evitar.
"¿Cuántos superpropagadores había en esa multitud?”, preguntó el lunes el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. “¿Cuántos jóvenes llegaron a sus casas y besaron a su madre? ¿O estrecharon la mano de su padre, o abrazaron, o a su abuelo, su abuela, su hermano, hermana, y propagaron un virus?”
"Protesten”, dijo Cuomo, “pero con sagacidad. Con este virus ahora se pueden hacer muchas cosas, pero siempre con cuidado”.
La cuenta oficial de Twitter del departamento de salud de la ciudad de Nueva York publicó consejos para los manifestantes sobre cómo pueden protestar minimizando el riesgo de propagar el virus, como usar máscaras, mantenerse a dos metros de distancia de otros grupos y no gritar.
"Usen carteles e instrumentos de hacer ruido”, dijo el mensaje.
Sin embargo, muchos manifestantes desafiaron el peligro.
"George Floyd fue asesinado como un animal y estamos cansados. Esa es la norma y no es nada nuevo”, dijo la manifestante Diedre O'Brien, quien usaba una máscara, a la Voz de América durante una protesta frente a la Casa Blanca este fin de semana.
Los estudios reflejan que los afroamericanos son tres veces más proclives a morir en un encuentro con la policía que las personas blancas.
O'Brien, quien es afroamericana y padece de asma, admitió que estaba “al alcance del coronavirus, que ha matado a las personas de la raza negra por un margen también desproporcionado”.
Los afroamericanos hacen aproximadamente una cuarta parte de las muertes por COVID-19, pero son solamente el 13% de la población de Estados Unidos, según cifras del Proyecto de Rastreo del coronavirus.
El epidemiólogo de la Universidad de Harvard Michael Mina dijo que, aunque no le caben dudas de que las grandes manifestaciones “pueden convertirse en un medio fértil para el virus, el beneficio es que tienden a ser al aire libre, donde las transmisiones parecen ser menores”.
Muchos manifestantes están manteniendo una distancia, lo que ayuda, y usando máscaras, que ofrecen alguna protección.
"¿Serán suficientes para detener una transmisión? Probablemente no”, dijo Mina. Estar al lado de una persona altamente infecciosa por un período de tiempo prolongado seguramente pone a cualquiera en riesgo.
Por el lado positivo la capacidad de hacer pruebas es mejor que al inicio de la pandemia, señaló el especialista.
“Pienso que la propagación del virus que ocurra dentro de grupos de manifestantes probablemente no abrumará el sistema de laboratorios en ese momento” al menos en las grandes ciudades.
Cuando alguien da positivo a una prueba de coronavirus, las autoridades de salud tratan de rastrear a todos con los que ha tenido contacto recientemente. Esto será algo sumamente difícil si estaba en una manifestación de miles de personas, dijo Mina.
Si ocurre un repunte de infecciones, tampoco será posible achacarlo a las manifestaciones, porque muchos negocios están reabriendo y las personas se están moviendo más que en los últimos meses, añadió.
"Es otra de esas cosas que tenemos que balancear como sociedad”, dijo Mina. Prevención de enfermedades contra daño económico. O, “en este caso, libertad de palabra y libertad para protestar contra la epidemia” y la salud pública”.