Mientras los restaurantes aguardan la aprobación para 2012 de una ley que les obligue a incluir las calorías de las comidas, los estadounidenses continúan optando por las comidas menos sanas, según un nuevo reporte de la agencia Associated Press.
Los esfuerzos de la primera dama, Michelle Obama por promocionar los restaurantes y compañías que hayan reducido las calorías en los alimentos siguen siendo lentos en un país en el que la obesidad y el sobrepeso suponen todavía un 60%.
"Si yo quisiera algo saludable, no haría escala en McDonalds's", dijo Jonathan Ryfiak, de 24 años, instructor de trapecios en Nueva York. Ryfiak observa su dieta en casa pero pide comidas tradicionales como pollo frito y papas cuando va a un establecimiento de comida rápida.
Las estadísticas no cuadran y los buenos propósitos se pierden en los impulsos, ya que mientras un 47% de los estadounidenses afirma que les gustarían comidas más saludables como ensaladas, sólo un 23% ordena esos alimentos, según una encuesta que efectuó la empresa de investigación alimenticia Technomic.
El gobierno pugna por reducir el problema de la obesidad y alerta de que ejercerá un mayor control, ya que los experimentos realizados hasta el momento parecen no dar sus frutos, como lo demuestran algunos datos como qué sólo el 11% de los padres ordenan rebanadas de manzana como alternativa a las papas fritas en los menús infantiles Happy Meals de McDonald's.
En 2009, un año después de que Nueva York hiciera que las diversas cadenas de restaurantes colocaran las calorías en los menús, solo el 15% de los comensales ordenaban comidas bajas en calorías, según un estudio difundido en la publicación British Medical Journal.
Otro de los argumentos que más se emplea es que los alimentos más saludables son por lo general también los más caros.
Aunque no todo son malas noticias. Por ejemplo, McDonald's, la cadena de hamburguesas más grande en el mundo, dijo que sus batidos de frutas así como sus ofertas de avena con azúcar café y pasas se venden bien.
Los restaurantes buscarán un equilibrio entre las dos demandas: la del deseo y la del impulso.