AP
El jefe de gobierno de Etiopía anunció el miércoles su intención de retirar los cargos contra los presos políticos y cerrar un infame campo de prisioneros en lo que calificó de iniciativa para “ampliar el espacio democrático para todos”.
El primer ministro Hailemariam Desalegn hizo estas declaraciones sorpresivas luego de protestas antigubernamentales que sacudieron gran parte de las combativas regiones de Oromia y Amhara en los últimos meses, afectando a los negocios y a la red de transporte.
Las protestas, algunas de las cuales dejaron víctimas fatales, fueron las más graves desde que el actual gobierno tomó el poder en 1991, se extendieron a otras partes del país de África oriental y llevaron a un estado de emergencia durante meses que ya ha sido suspendido.
“Los presos políticos que tienen procesos abiertos y están ya detenidos serán liberados”, explicó Hailemariam, y añadió que el campo “conocido tradicionalmente como Maekelawi será cerrado y convertido en un museo”.
Los etíopes se apresuraron a responder al anuncio a pesar de que el acceso a las redes sociales está bloqueado.
“Estoy escribiendo esto intentando no llorar”, escribió el conocido bloguero Befeqadu Hailu, quien también estuvo detenido. “Todas estas promesas tienen que aplicarse de inmediato”.
Defensores de derechos humanos y grupos de oposición en Etiopía habían solicitado la liberación de los presos políticos bajo el argumento de que habían sido detenidos con cargos fabricados y eran sancionados por sus puntos de vista. Desde hace mucho el gobierno etíope ha sido acusado de arrestar a periodistas críticos y líderes de la oposición.
Entre los políticos reconocidos que actualmente están detenidos se encuentran los líderes de oposición Bekele Gerba y Merara Gudina. Varios periodistas también permanecen detenidos.