Uno de los exjefes de la disuelta guerrilla FARC, Jesús Santrich, fue dejado en libertad este jueves por orden de la Corte Suprema de Justicia de Colombia pese a la presión de Estados Unidos, que consideró “lamentable” la excarcelación.
El excomandante, quien había sido detenido en abril de 2018, abandonó al mediodía el búnker de la fiscalía fuertemente escoltado, constató un reportero de AFP, para luego dirigirse a la sede del ahora partido FARC.
Santrich se defendió de las acusaciones por narcotráfico que enfrenta en Estados Unidos y por las que también comenzará a responder en Colombia.
Según la justicia estadounidense, el exguerrillero planeó enviar un cargamento de cocaína a territorio norteamericano después de firmar la paz en noviembre de 2016.
“Hay más posibilidades que haya pasado cocaína por las narices de muchos de los que dudan de mí a que haya pasado por mis manos”, dijo en rueda de prensa.
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El también exnegociador de paz fue excarcelado por decisión del alto tribunal, que decidió llevar la investigación del caso al reconocer el fuero parlamentario de Santrich.
El exguerrillero fue elegido por la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido surgido de los acuerdos de paz, aunque nunca pudo asumir su escaño en el Congreso debido a su captura con fines de extradición.
En una carta enviada este jueves al tribunal, Santrich manifestó su disposición a someterse a la justicia.
“Tengo un compromiso ineludible con el sistema integral de justicia, reparación y no repetición que hoy quiero ratificar, tengo un compromiso con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y el día de hoy he hecho un compromiso con las altas cortes para que no haya dudas de mi conducta”, añadió el rebelde ante la prensa.
Molestia de los gobiernos
El gobierno de Estados Unidos calificó como “lamentable” la decisión del tribunal y aseguró que los cargos por los cuales el líder rebelde es pedido en extradición “son muy graves”.
“Estados Unidos cumplió con los requisitos de extradición establecidos con Colombia”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus.
Por su parte, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez aseguró que el gobierno “hará todo lo posible para evitar que no se vaya a fugar de Colombia”.
Con la liberación se espera que el líder rebelde pueda posesionarse en el Congreso y ocupar el escaño que le reservó el histórico pacto de paz suscrito entre la guerrilla marxista y el gobierno de Juan Manuel Santos.
“Es el partido el que debe decidir en qué momento se debe” dar trámite a la posesión como representante a la Cámara baja, aseguró Santrich.
La justicia de paz, que investiga los mayores crímenes del conflicto armado, había ordenado hace dos semanas la libertad del excomandante guerrillero, de 52 años y con deficiencia visual.
Pero el 17 de mayo fue recapturado a su salida de prisión por orden de un juez bajo nuevos cargos relacionados con su supuesta intención de enviar cocaína a Estados Unidos.
El caso Santrich ha provocado un revuelo político y jurídico en Colombia, profundamente dividida por el pacto de 2016 que supuso el fin de un sangriento conflicto armado de medio siglo.
Bajo la presión estadounidense, el presidente Iván Duque, quien llegó al poder con la promesa de modificar el acuerdo por considerarlo indulgente con los rebeldes, se ha ratificado en su intención de extraditarlo.
Santrich siempre ha proclamado su inocencia y asegura que los señalamientos responden a un complot de Washington y de la fiscalía colombiana.
Los compromisos de paz prevén que ningún guerrillero sea extraditado por delitos cometidos antes de la firma de la paz, pero en caso de reincidir perderán ese y otros beneficios jurídicos.