La controversia diplomática entre Venezuela y sus gobiernos aliados de Brasil y Colombia por el bloqueo de candidaturas opositoras para la elección presidencial de julio es parte de los “errores políticos” cometidos por el chavismo en su intento de mantenerse en el poder y representa un episodio “desafortunado” en las relaciones con sus aliados, según expertos.
La oposición venezolana denunció esta semana bloqueos y presiones del oficialismo contra su candidata Corina Yoris e incluso contra otros nombres que intentó postular ante el poder electoral en sus dos tarjetas disponibles para la votación de julio.
Yoris, una académica de 80 años escogida el viernes por los partidos de oposición como su abanderada presidencial sustituta ante la inhabilitación de la ganadora de la primaria de octubre, María Corina Machado, nunca pudo inscribirse por el presunto veto oficial.
También lea Venezuela: gobierno “fracturó” a la oposición, pero puede reunificarse, observan voceros de encuestadorasLa oposición inscribió a última hora en sus tarjetas de la Mesa de la Unidad Democrática al diplomático Edmundo González Urrutia con la esperanza de poder cambiarle en una siguiente fase, mientras que el partido Un Nuevo Tiempo registró a su fundador, gobernador del estado Zulia y ex candidato presidencial en 2006, Manuel Rosales.
Rosales, por su parte, reveló en un acto este miércoles que dirigentes de alto nivel del gobierno de Nicolás Maduro eran quienes notificaban a una comisión negociadora de la oposición cuál candidato “pasaba” su filtro para registrarlos, entre los cuales él se encontraba.
Las cancillerías de Colombia, del presidente Gustavo Petro, y Brasil, del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, considerados aliados ideológicos del jefe de Estado venezolano Nicolás Maduro y de su predecesor Hugo Chávez Frías, fallecido en 2013, expresaron en comunicados su preocupación por los impedimentos a candidaturas opositoras.
Colombia, observador de los acuerdos políticos y electorales de Barbados firmados en octubre entre el gobierno de Maduro y sus opositores, dijo haber “adelantado las gestiones necesarias” durante días con ambas partes para “el cumplimiento irrestricto” de esos pactos.
El canciller encargado de Petro, Luis Gilberto Murillo, expresó que “las dificultades” de inscripción de las candidaturas de “sectores mayoritarios de oposición” podrían “afectar la confianza” de la comunidad internacional en la transparencia de las elecciones, abogando además por las garantías políticas y electorales como “eje” de la democracia.
El canciller de Maduro, Yván Gil, valoró en su cuenta de X que la cancillería colombiana se expresó “empujada por la necesidad de complacer los designios del Departamento de Estado de los Estados Unidos” y valoró el comunicado como “una grosera injerencia” que “busca mintar el proceso de normalización” de relaciones entre ambos países.
Brasil, por su parte, expresó su “preocupación” porque se impidiera la inscripción de una candidata opositora “sobre la que no hubo decisiones judiciales” en contra y consideró que tal hecho es “incompatible” con los acuerdos de Barbados.
El canciller de Maduro tachó el comunicado como “gris e injerencista” y dijo que “pareciera haber sido dictado desde el Departamento de Estado” norteamericano, acusando a Brasil de hacer comentarios “cargados de profundo desconocimiento e ignorancia sobre la realidad" en Venezuela.
La reacción del gobierno de Maduro ante sus aliados fue “nerviosa y muy desafortunada”, de acuerdo con el embajador retirado, abogado y profesor de relaciones internacionales Emilio Figueredo.
A su entender, la postura del canciller Gil forma parte de una serie de “errores políticos” cometidos por el chavismo desde su veto a la primaria opositora en octubre pasado.
“Esto está pintando muy mal a Venezuela. La forma es que ‘no hay ni siquiera un residuo de democracia’, sino que ‘se hacen así las cosas porque me da la gana’. Inclusive los que son neutros no pueden tolerarlo, es una aberración”, comentó a la Voz de América.
Luis Peche Arteaga, también especialista en asuntos internacionales, opinó que el impasse representa “un encontronazo muy duro y un golpe muy fuerte” para Maduro.
“Que dos de sus grandes aliados hayan expresado públicamente su preocupación de lo que está pasando en el ‘tema candidaturas’ es muy significativo, es una victoria internacional para la oposición” en sus denuncias de irregularidades democráticas, indicó.
Confrontación y acorralamiento
El “nivel” de la respuesta del canciller Gil refleja “el nivel de confrontación al que está dispuesto a llegar Nicolás Maduro” en el escenario electoral y la votación de julio, apuntó.
“Básicamente, no le importa polarizar y problematizar con sus aliados ideológicos con el fin de quedarse en el poder. Es un golpe muy fuerte tanto para el proceso de Barbados, que queda en letra muerta, como en las relaciones con sus pares”, advirtió Peche Arteaga.
No hay izquierda cobarde, hay la probabilidad de, a través de profundizar la democracia, cambiar el mundo".Gustavo Petro, presidente de Colombia, a su par venezolano.
El martes, el efecto de los comunicados de Bogotá y Caracas se elevó al máximo nivel cuando Maduro criticó en público la existencia de una “izquierda cobarde” en América Latina por no condenar presuntos planes magnicidas en su contra.
Petro le contestó en su cuenta en X con un mensaje sobre valores democráticos. “No hay izquierda cobarde, hay la probabilidad de, a través de profundizar la democracia, cambiar el mundo. La magia de Chavez fue proponer democracia y cambio del mundo”, escribió.
Figueredo, por su parte, recordó que Colombia y Brasil son testigos de lo acordado en Barbados y consideró que los dirigentes del chavismo “están cada vez más acorralados”, subrayando los comunicados de otros gobiernos de la región ante las irregularidades.
Otras naciones o bloques de países, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea, Alemania, Argentina, Guatemala, Uruguay, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y Perú, además de Colombia y Brasil, expresaron esta semana su preocupación por las restricciones a opositores en la elección presidencial.
“Están enloquecidos (...) creen que haciéndose más rudos va a salir mejor la situación”, dijo Figueredo sobre las controversias diplomáticas desde Caracas.
[Con información de Adriana Núñez Rabascall, desde Caracas]
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