Durante más de dos años, mientras el COVID-19 asolaba al resto del mundo, Corea del Norte insistió, de forma casi imposible, según la mayoría de los expertos, en que no había experimentado una sola infección del nuevo coronavirus.
Eso cambió a mediados de mayo, cuando autoridades del país reportaron una explosión de casos sospechosos y movilizó al ejército para responder a lo que describieron como una “gran emergencia nacional”.
Muchos gobiernos extranjeros y grupos humanitarios internacionales se temían lo peor ante el brote. Sin embargo, en las dos semanas desde que Pyongyang reveló nuevos casos, medios estatales han informado sobre una situación que mejora rápidamente.
El número de nuevos casos y los ya existentes se ha desplomado desde mediados de mayo, según cifras diarias publicadas en el diario Rodong Sinmun. Durante la semana pasada, el periódico estatal informó solo dos muertes relacionadas a la infección.
También lea Corea del Norte identifica más casos de COVID-19 mientras enfrenta escasez de medicamentosMedios estatales reportaron el domingo que el líder norcoreano, Kim Jong Un, durante una reunión, "hizo una evaluación positiva de que la situación de la pandemia se está controlando y mejorando en todo el país".
Más tarde, ese mismo día, se relajó parcialmente un bloqueo pandémico en la capital, Pyongyang, según múltiples medios extranjeros.
Los mensajes contradictorios tienen desconcertados a los observadores, quienes intentan averiguar por qué Corea del Norte finalmente admitió un brote de COVID-19 solo para publicar cifras oficiales que son casi imposibles de creer.
“Sus estadísticas simplemente no tienen sentido”, dijo Christopher Green, especialista de la Universidad de Leiden en los Países Bajos.
“Tenemos una multitud de casos para la comparación: el mundo ha pasado por esto. No hay excusa para aceptar [las cifras de coronavirus de Corea del Norte] al pie de la letra”, agregó.
Tasa de mortalidad demasiado baja
Hasta el lunes, autoridades norcoreanas habían informado sobre 3,55 millones de casos sospechosos de COVID-19, una cifra que asciende a aproximadamente al 14% de la población total del país. Sin embargo, los medios estatales han informado solo de 70 muertes.
Si hay que creer en las cifras de Corea del Norte, el país ha logrado una tasa de mortalidad de COVID-19 del 0,002%, que sería, con mucho, la más baja del mundo.
En comparación, Corea del Sur ha informado una tasa de mortalidad por el virus del 0,13 %. Aplicar la tasa de mortalidad del Sur a los casos sospechosos de Corea del Norte significaría que han muerto más de 4.600 personas.
Pero no es probable que comparar las dos Coreas arroje un resultado significativo, ya que Corea del Sur tiene un sistema de salud eficiente y moderno y una de las tasas de vacunación de COVID-19 más altas del mundo.
Mientras que Corea del Norte, no ha comenzado la vacunación masivas contra el coronavirus y su sistema de salud es inadecuado, señala Jung Hae-hun, especialista en medicina preventiva y asesor de políticas de COVID-19 para el gobierno de Corea del Sur.
“Las cifras de Corea del Norte parecen carecer de datos”, dijo Jung.
No hay suficientes pruebas
Es posible que la propia Corea del Norte no conozca el alcance total del brote, en gran parte debido a la falta de suministros para la prueba de COVID-19.
Durante la mayor parte de los últimos dos años, ese país informó cifras regulares de pruebas de COVID-19 a la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero esas cifras semanales nunca superaron las 1.800.
La falta de capacidad de prueba puede explicar por qué Corea del Norte ha informado sobre supuestos "casos de fiebre" en lugar de casos de COVID-19 en las últimas dos semanas.
También lea OMS: muertes por COVID caen 21%, pero aumentan los contagiosGreen afirmó que tampoco descartaría la posibilidad de que Corea del Norte esté tergiversando deliberadamente la situación.
“A través de una combinación de pruebas inadecuadas, desincentivos en los niveles administrativos más bajos para informar brotes, casos, muertes y cualesquiera que sean las motivaciones políticas que puedan albergar los niveles superiores, tenemos estadísticas que son esencialmente tonterías”, agregó Green en un mensaje escrito.
Mitigando los temores de la élite
¿Por qué, entonces, Corea del Norte reveló el brote de COVID-19? ¿Por qué no podía seguir negando que el país había experimentado algún problema de pandemia?
¿Una posible motivación? Para tranquilizar a las élites políticas en Pyongyang, que ha experimentado una gran concentración de casos sospechosos.
Rachel Minyoung Lee, del Programa 38 Norte en el Centro Stimson con sede en Washington DC, dijo que el nuevo enfoque de Corea del Norte puede estar "al menos en parte destinado a abordar la preocupación de los residentes de Pyongyang y mostrarles que el liderazgo superior estaba manejando la crisis".
“Es casi seguro que Corea del Norte informó sobre el brote de COVID porque la situación ya no podía mantenerse en silencio, y dar información se consideró crucial para manejar la crisis de manera efectiva” , apuntó en un artículo reciente.
¿Una súplica de ayuda?
Si bien algunos analistas especularon que el Gobierno pudo haber estado revelando la crisis como parte de un pedido de asistencia internacional, Lee dijo que ese podría no ser el caso esta vez. Si lo fuera, agregó, los medios abiertos del país probablemente habrían publicado detalles adicionales que destacan las dificultades pandémicas.
Corea del Norte ha rechazado repetidamente las ofertas internacionales de vacunas y otra asistencia de COVID-19, incluso a través de la iniciativa de intercambio de vacunas COVAX respaldada por Naciones Unidas.
Es probable que el país tampoco tenga ningún tratamiento eficaz contra el COVID-19. En cambio, los medios estatales han instado a los ciudadanos a beber té de hierbas, hacer gárgaras con agua salada y tomar analgésicos.
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Hay indicios de que Corea del Norte podría estar recibiendo ayuda de China, su vecino de al lado. Según varios informes de los medios, tres aviones de carga de Corea del Norte recogieron suministros médicos en China y regresaron a Pyongyang a principios de este mes.
El viernes pasado, Reuters citó datos comerciales chinos que indicaban que Corea del Norte importó millones de máscaras faciales, 1.000 ventiladores y vacunas no identificadas de China en los meses previos al brote.
¿Cómo puede ayudar el mundo?
Si Corea del Norte realmente está experimentando un aumento en los casos, muchos expertos dicen que la comunidad internacional debería priorizar el suministro de pastillas para el tratamiento de la COVID-19, como las que producen Pfizer y Merck.
“Las píldoras son fáciles de transportar y entregar. La vacuna puede ser un poco más desafiante”, dijo David Hong, un neurocirujano pediátrico con sede en EEUU que ha realizado varios viajes humanitarios a Corea del Norte.
Pero los analistas creen que el Gobierno de esa nación puede no aceptar ayuda si esa ayuda socava su narrativa de autosuficiencia.
“Creo que hay una sensación parcial de que quieren poder hacerlo por su cuenta”, apuntó Hong. “Así que no sé si puede ser algo de alta publicidad”.
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