El expresidente de Nissan, Carlos Ghosn, llegó sorpresivamente al Líbano y criticó fuertemente este martes al sistema judicial de Japón, donde estaba bajo fianza en espera de un juicio por acusaciones de malas prácticas financieras.
Ghosn dijo en un comunicado que no huía de la justicia, sino que salió de Japón para evitar “la injusticia y la persecución política”, alegando que no quiere ser “rehén” de un sistema “amañado”.
"Estoy ahora en el Líbano y ya no seré más un rehén de un sistema de justicia japonés amañado donde se presume la culpabilidad, la discriminación es rampante y se niegan los derechos humanos básicos”, explicó Ghosn, de 65 años, en su comunicado.
"No he huido de la justicia: he escapado de la injusticia y de la persecución política. Ahora puedo comunicarme libremente con los medios y espero comenzar la próxima semana”, agregó.
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Ghosn, nacido en Brasil de orígenes libaneses, y quien tiene pasaportes de Francia, el Líbano y Brasil, fue arrestado en noviembre de 2018 y se esperaba que fuese juzgado en abril de 2020.
Funcionarios japoneses habían dicho previamente que el sistema japonés no es inhumano y que Ghosn había sido tratado igual que cualquier otro sospechoso.
No estaba claro cómo el exejecutivo de Nissan logró orquestar su salida de Japón, ya que se encontraba bajo estricta vigilancia de las autoridades y había entregado sus pasaportes.
Ghosn llegó a Beirut el lunes en un jet privado procedente de Estambul, informó la agencia Reuters citando a fuentes cercanas a la situación.
Estaba acusado de no reportar correctamente su futura compensación y de abuso de poder. Los cargos pueden acarrear una pena máxima de 15 años de cárcel.
El directivo afirmó reiteradamente su inocencia y señaló que las autoridades inventaron cargos para evitar una fusión total entre Nissan Motor Co. y su socio Renault SA.