El senador republicano por Texas, Joh Cornyn, retiró su nombre de los que están siendo considerados para llenar la vacante dejada en la dirección del FBI tras el despido de James Comey.
El retiro de Cornyn parece indicar que una figura partidista tiene pocas probabilidades de ser confirmado en el Senado.
“Ahora más que nunca el país necesita un director del FBI bien acreditado e independiente”, dijo Cornyn. “He informado al gobierno que estoy comprometido en ayudarles a encontrar esa persona y que lo mejor forma en la que puedo servir es continuando la lucha para impulsar una agenda conservadora en el Senado de Estados Unidos”.
Un día antes, otro republicano, el representante por Carolina del Sur, Trey Gowdy, dijo que no quería ser considerado para el puesto porque no era la persona adecuada para ese cargo.
Las decisiones de Gowdy y ahora la de Cornyn, subrayan la dificultad que tendrían los republicanos en conseguir la confirmación de un nominado político tomando en cuenta todos los escándalos relacionados con el despido de Comey y la investigación de los nexos de la campaña de Trump con Rusia.
Para la dirección del FBI usualmente se considera a fiscales, jueces federales, investigadores o agentes del FBI pero no a políticos.
Otro personaje de alto nivel que había sido mencionado como posible nominado, el juez Merrick Garland, a quien el expresidente Barrack Obama propuso el año pasado para llenar la vacante en la Corte Suprema de Justicia, dijo que tampoco está interesado en ese trabajo.
Siguen en consideración para la dirección del FBI Mike Rogers, un excongresista y ex agente del FBI que goza del respaldo de la asociación de agentes y exagentes del FBI; Michael García, juez estatal de Nueva York; y Alice Fisher, exfiscal y exfuncionaria del Departamento de Justicia bajo el gobierno de George Bush. Tal vez con menos probabilidades habría que considerar al actual director en funciones, Andrew McCabe.