La mayoría de los musulmanes en Francia se apresuraron para distanciarse de los ataques de la semana pasada a una revista satírica francesa y un mercado kosher.
Sin embargo, tienden a culpar al gobierno francés sobre su condición, dado que el derramamiento de sangre es un recordatorio de que hay mucho que hacer para resolver los problemas de los jóvenes de minorías descontentas del país.
En la Gran Mezquita de París, las oraciones del mediodía atrajeron una congregación pequeña y algo nerviosa el lunes. Los fieles estaban conscientes que la atención pública se centró en la gran comunidad musulmana de Francia, y no por razones positivas.
"Es un poco difícil de soportar porque sentimos solidaridad con los franceses y todas las comunidades que viven aquí", dijo un cajero llamado Mohamed. "Hay una gran cantidad de musulmanes aquí. Es la segunda religión más grande de Francia. Vivíamos en paz y de pronto algo pasó. Los musulmanes se sienten un poco de miedo".
Francia es en gran parte un país católico. La histórica catedral de Notre Dame está custodiada por una estatua de Carlomagno, el emperador del siglo IX que obligó a sus súbditos a convertirse al catolicismo. Pero la Revolución Francesa, cerca de mil años más tarde, consolidó un conjunto diferente de valores.
Libertad, igualdad y fraternidad fueron las ideas fundamentales detrás de la marcha de la unidad del domingo.
La relativamente nueva comunidad musulmana de Francia se ha convertido en uno de los mayores desafíos a ese concepto, y el gobierno tiene mucho trabajo por hacer para resolver los problemas de jóvenes pobres y descontentos como los atacantes de la semana pasada, según la profesora Susan Perry, de la Universidad Americana en París.
"Ellos han vivido al margen de la sociedad y no había mecanismos para incluirlos antes de que fuera demasiado tarde. Por eso es un problema del gobierno, pero también de la comunidad local ", dijo Perry.
Los parisinos señalan que tanto el gobierno y la comunidad musulmana tienen que abordar el problema de la militancia islamista, especialmente en los barrios pobres con grandes poblaciones musulmanes.
"El problema en Francia está en los suburbios, que son como polvorines. Realmente tenemos que solucionar este problema", dijo una secretaria jubilada llamada Betty.
"La comunidad musulmana tiene trabajo que hacer para ser mejor considerada por la gente en Francia y en todo el mundo. Ellos no pueden permanecer como están. Tienen que corregir algunas cosas", dijo un taxista jubilado llamado Armando.
En la mezquita, sin embargo, opinan que la mayor parte de la responsabilidad la tiene el gobierno.
"En realidad, no creo que es sólo un problema islámico", dijo un estudiante llamado Saqina. "Pero quizás es más profundo, el problema es más profundo, y tal vez se trata de un problema social".
"Creo que no es sólo el problema de los musulmanes. Es un problema de todos. En mi opinión, se trata de un problema de la política, de la economía, de la política global", opinó Osman, un ingeniero de sistemas de información.
Pero Osman dijo que los musulmanes franceses también podrían hacer más.
"Creo que podrían, de hecho, trabajar en la educación, en realidad en los fundamentos de lo que el Islam es. Que el Islam enseña realmente la tolerancia por encima de todo”, agregó.
Los ataques hacen a ese mensaje difícil de vender, pero la violencia también forjó una alianza entre las culturas para la tolerancia que muchos esperan sea más fuerte que el miedo y la desconfianza inicial.