El presidente de EE.UU., Barack Obama, aspira a que los líderes europeos puedan bosquejar en la cumbre una respuesta frente a la crisis de los bancos y la deuda.
Gran parte de la atención del presidente Barack Obama estará centrada en tratar de ayudar a Europa a solucionar sus problemas financieros, durante la cumbre económica del G-20 que tendrá lugar la semana próxima en Los Cabos, México.
Algunos analistas piensan que las posibilidades de reelección de Obama dependen de ello. “La crisis de la Eurozona será el primer y segundo punto de la agenda que se dicutirá en Los Cabos”, según Stewart Patrick, miembro principal en el Consejo de Relaciones Exteriores, una institución dedicada al estudio de la polìtica exterior.
Respecto a Grecia, las elecciones del domingo podrían añadir urgencia a los esfuerzos por solucionar la crisis, ya que los griegos decidirán entre candidatos que respaldan las medidas de austeridad asociadas al rescate financiero y otros que quieren anular el acuerdo, lo que posiblemente saque al país de la Eurozona.
El gobierno de Obama aspira a que los líderes europeos puedan bosquejar en la cumbre una respuesta frente a la crisis de los bancos y la deuda. También espera que el plan incluya menos medidas de austeridad y más esfuerzos para alentar el crecimiento y estabilizar el sistema financiero europeo.
“Parte de ello sería adoptar acciones claras tan pronto como sea posible para inyectar capital en los débiles bancos, y tan importante como eso es que los líderes puedan perfilar un marco y una visión para una Eurozona más fuerte, incluida una mayor cooperación sobre presupuestos y políticas bancarias”, dijo Patrick.
Según el analista, un colapso de la Eurozona tendría efectos más allá de Europa. “Hay el temor de que de producirse arrastre consigo a la economia mundial en un momento en que algunos de los principales mercados emergentes, como China e India, están empezando a flaquear un poco como motores del crecimiento económico”, agregó.
Europa es el mayor socio comercial de EE.UU., y un fallo en poner de pie nuevamente su economía probablemente causaría problemas a los estadounidenses, lo cual además podría ser catastrófico para las aspiraciones de reelección del presidente Obama.
Durante la cumbre, el presidente de EE.UU. tendría una muy esperada reunión con el mandatario ruso, Vladímir Putin, con quien discutiría la oposición de Rusia a las sanciones contra Irán y Siria, y las sospechas de Moscú respecto al sistema de misiles defensivos de Europa.
Sin embargo, David Satter, un importante catedrático del Hudson Institute, no espera de esa reunión muchos progresos. “Es muy poco probable que se logren esos objetivos en esta cumbre, porque los rusos no están interesados en alcanzar acuerdos sobre esos temas”, señaló.
No obstante, una mayoría de los líderes del G-20 sí tienen interés en solucionar los problemas económicos mundiales, y esperan poder convencer a los europeros de que deben comenzar resolviendo los de ellos.
Algunos analistas piensan que las posibilidades de reelección de Obama dependen de ello. “La crisis de la Eurozona será el primer y segundo punto de la agenda que se dicutirá en Los Cabos”, según Stewart Patrick, miembro principal en el Consejo de Relaciones Exteriores, una institución dedicada al estudio de la polìtica exterior.
Respecto a Grecia, las elecciones del domingo podrían añadir urgencia a los esfuerzos por solucionar la crisis, ya que los griegos decidirán entre candidatos que respaldan las medidas de austeridad asociadas al rescate financiero y otros que quieren anular el acuerdo, lo que posiblemente saque al país de la Eurozona.
El gobierno de Obama aspira a que los líderes europeos puedan bosquejar en la cumbre una respuesta frente a la crisis de los bancos y la deuda. También espera que el plan incluya menos medidas de austeridad y más esfuerzos para alentar el crecimiento y estabilizar el sistema financiero europeo.
“Parte de ello sería adoptar acciones claras tan pronto como sea posible para inyectar capital en los débiles bancos, y tan importante como eso es que los líderes puedan perfilar un marco y una visión para una Eurozona más fuerte, incluida una mayor cooperación sobre presupuestos y políticas bancarias”, dijo Patrick.
Según el analista, un colapso de la Eurozona tendría efectos más allá de Europa. “Hay el temor de que de producirse arrastre consigo a la economia mundial en un momento en que algunos de los principales mercados emergentes, como China e India, están empezando a flaquear un poco como motores del crecimiento económico”, agregó.
Europa es el mayor socio comercial de EE.UU., y un fallo en poner de pie nuevamente su economía probablemente causaría problemas a los estadounidenses, lo cual además podría ser catastrófico para las aspiraciones de reelección del presidente Obama.
Durante la cumbre, el presidente de EE.UU. tendría una muy esperada reunión con el mandatario ruso, Vladímir Putin, con quien discutiría la oposición de Rusia a las sanciones contra Irán y Siria, y las sospechas de Moscú respecto al sistema de misiles defensivos de Europa.
Sin embargo, David Satter, un importante catedrático del Hudson Institute, no espera de esa reunión muchos progresos. “Es muy poco probable que se logren esos objetivos en esta cumbre, porque los rusos no están interesados en alcanzar acuerdos sobre esos temas”, señaló.
No obstante, una mayoría de los líderes del G-20 sí tienen interés en solucionar los problemas económicos mundiales, y esperan poder convencer a los europeros de que deben comenzar resolviendo los de ellos.