En Fotos: Migrantes en Tapón del Darién esperan su turno para cruzar el mar
Al borde de la playa un grupo de 5 jóvenes venezolanos esperan poder reunir el dinero necesario para poder cruzar hacia el corregimiento de Capurganá, municipio fronterizo con Panamá, la puerta hacia Centroamérica.
Ciudadanos haitianos y africanos pagan en dólares por los servicios que reciben en Necoclí. Por las calles de este poblado es común ver puestos de cambio de divisas.
El comercio informal se ha visto beneficiado con el paso masivo de migrantes de todas partes del mundo en la región del Urabá Antioqueño.
En un improvisado campamento en la playa, pasan los dias y noches algunos migrantes venezolanos, quienes cocinan y lavan su ropa en el mar.
Los playas de Necoclí dan la bienvenida a turista e inmigrantes. Unos llegan a disfrutar de sus aguas en días calurosos; otros a continuar su travesía a EE. UU. La temperatura del agua puede sobrepasar los 90 grados Fahrenheit.
Ciudadanos haitianos se refrescan de los calurosos días en las playas de Necoclí, mientras esperan su turno para zarpar hacia Capurganá.
En improvisadas cocinas los locales preparan comida para venderla a los grandes grupos de migrantes que día a día llegan al puerto de Necoclí.
Los migrantes esperan su turno para abordar las lanchas que los cruzarán hacia la frontera con Panamá.
Madres migrantes resguardan a sus hijos antes de llegar a la peligrosa selva del Darién.
Los migrantes abordan las lanchas que los cruzan a través del Golfo de Urabá, en una travesía de cerca de 2 horas en mar abierto con un precio de 50 dólares por persona.