En Fotos | ¿Qué sucede a 15.000 migrantes varados en Necoclí, Colombia?

La falta de tiquetes ha impedido la salida de estas personas que día a día se aglomeran en la terminal marítima, con la esperanza de conseguir un boleto de salida.

Este padre y su pequeño hijo llevan una semana esperando en el puerto de Necoclí un boleto para abordar una de las lanchas que los cruzará por el Golfo de Urabá.

La mayoría de los migrantes son haitianos, entre ellos varias mujeres gestantes y niños. Muchos se quedaron sin dinero para pagar el hospedaje y la alimentación.

Otra de las preocupaciones de las autoridades es la masiva llegada de estos migrantes al corregimiento de Capurganá, que tan solo cuentas con 2,500 habitantes. Su llegada desbordarían los servicios esenciales de este municipio.

La capacidad de transporte marítimo en esta región es limitada. La única empresa habilitada no puede satisfacer la demanda de boletos que se necesitan para transportar a los migrantes.

Niños y adolescentes esperan con sus padres en las puertas del puerto de Necoclí para abordar una de las embarcaciones que los lleve a continuar su camino en busca del sueño americano.

Con el propósito de proteger los derechos de los menores de edad, el Gobierno colombiano envío un equipo especial del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en compañía de la ACNUR, para crear una línea de apoyo a los migrantes.

Las autoridades locales aseguran que no presentan aumentos en los casos de COVID-19, pero trabajan coordinadamente para evitar un rebrote en la población local.

El cansancio y la desesperación son factores comunes entre los migrantes que están represados en Necoclí. Personas inescrupulosas se aprovechan de esto para cobrar en exceso por transporte, alimentos y estadía.

Los grupos de migrantes que viajan juntos se turnan en las largas filas en el Puerto de Necoclí, con la esperanza de hacerse con uno de los más de 700 boletos que se venden al día.