Una huelga nacional en las refinerías de petróleo –la primera en 30 años—compromete ahora un quinto de la producción de gasolina y amenaza con aumentar los precios que pagan los consumidores por el combustible.
Cuatro nuevas plantas, incluyendo la refinería Motiva Enterprises de Port Arthur, Texas, la más grande del país, se unirían a otras 12 que ya están en huelga desde el 1 de febrero por una disputa sobre un nuevo contrato entre el principal sindicato y Shell Oil Co.
Si bien, gran parte de la operaciones de refinamiento están automatizadas, se viene encima el cambio anual de la gasolina que se utiliza durante los meses invernales al de la gasolina de verano, que suele ser más cara.
Se espera por tanto, un efecto importante en los precios del combustible, que ya han aumentado unos 13 centavos el galón durante las últimas semanas, pese a que sigue siendo más de un dólar menor al precio en esta misma época el año pasado.
El sindicato United Steelworkers, con 30.000 miembros, tiene presencia en refinerías, terminales, plantas petroquímicas y oleoductos de Estados Unidos. La huelga comenzó con unos 3.800 trabajadores en nueve refinerías y luego se expandió para incluir otros establecimientos en Indiana y Ohio.
La planta de Port Arthur es una empresa conjunta entre Shell y Saudi Refining Inc., que tiene una capacidad de procesamiento de 600.000 barriles por día.
Parte de la información de esta nota proviene de AP y Reuters