Entre diálogos, viajes clandestinos e incluso un levantamiento militar pasó un año de aquel 23 de enero cuando el joven y entonces diputado de bajo perfil Juan Guaidó juramentó junto a sus colegas y decenas de miles de personas como presidente interino de Venezuela.
“Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional”, afirmó Guaidó en ese momento. Esta frase trajo consigo el apoyo del presidente de EE.UU. Donald Trump y otras 50 naciones, además de la cohesión interna. El opositor celebra el año de su interinato recogiendo los frutos de este reconocimiento: participando en el importante Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
Desde un principio, Guaidó prometió lograr el cambio a través de tres pasos, que poco a poco se convirtieron en un mantra para quienes se identifican con la oposición: "cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres".
A pesar de esto, Nicolás Maduro sigue en el palacio presidencial Miraflores. El gobierno en disputa ha rechazado constantemente el intento de Guaidó de lograr un cambio, calificándolo de “ventrílocuo”. Esto incluso lo llevó a liderar la lista de diputados venezolanos a lo que se les quitó su inmunidad parlamentaria en 2019.
“El año 2019 fue el año en que la derecha venezolana rompió todos los códigos todos los límites de entreguismo, de genuflexión, al colocarse absolutamente de rodillas a las órdenes imperiales de EE.UU. en contra de los intereses nacionales, en contra de los intereses de nuestra propia patria”, afirmó Maduro este mismo mes durante una Memoria y Cuenta en la oficialista Asamblea Nacional
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Analistas consultados por la Voz de América coinciden en que el gran logro de Guaidó y la oposición en 2019 fue acumular el apoyo de más 50 países y que fue un error plantear una solución a corto plazo.
Oswaldo Ramírez, consultor político, afirma a la VOA que lo primero logrado es el apoyo internacional a la causa venezolana.
“Un apoyo internacional que busca, desesperadamente, yo creo, tres grandes objetivos. El primer objetivo es que haya elecciones libres, justas y transparentes. El segundo objetivo es atender a toda esta migración forzada, a toda esta diáspora, que está en una situación compleja. Y también a la vez tratar de ver, y de generar mecanismos, de ayudar a gente dentro de Venezuela (…) Y el tercero importante es como tratar de frenar la capacidad de Venezuela de seguir siendo un Estado forajido”, explica.
El otro gran paso fue la cohesión de algunas fuerzas, principalmente de los grandes cuatro partidos que hacen vida en la nación suramericana.
Sin embargo, entre los desaciertos, está “la generación de la expectativa”. Una narrativa, explica el especialista, “que en algún momento llevó a la gente a pensar que la soluciones eran mágicas y rápidas. Lamentablemente, en ningún lugar del mundo, existe la capacidad de tú determinar y tú ponerle fecha y hora a procesos de transición política”.
En este punto coincide el politólogo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Félix Seijas. "Se pretendía una solución rápida a un problema muy complejo. Esto, al pasar el tiempo, y no lograrse, empezó a crear frustración en las persona”.
Para Ramírez, el 'mantra' presentado por Guaidó “sigue siendo la ruta estratégica”, pero que el error "fue tratar de ponerle fecha”. Mientras que Seijas asegura que la idea que transmitió "es que el resultado se podría obtener en el corto plazo”, por lo que debería ser explicado de forma distinta.
“El reto de 2020 es poder tener unas condiciones electorales mínimas que te permitan a ti una elección libre, justa y transparente. Aquí va entrar el dilema, ¿son parlamentarias o son presidenciales? Obviamente deben de ser presidenciales”, expresa Ramírez.
Por su parte, Seijas afirma que el reto "es lograr superar al Guaidó de 2019, diferenciarse del Guaidó de 2019 (…) Tiene que hacer un nuevo planteamiento, un planteamiento que genere confianza. Ese planteamiento tiene que ser a mediano plazo”.
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A pesar de estos obstáculos y ‘por hacer’, ambos analistas aseguran que la confianza del venezolano en Guaidó sigue alta. Según Seijas, quien también es director de Delphos, pasó de un 65% a principios de año a un 45%, de acuerdo a los últimos estudios.
“Pero sigue siendo bastante alta. 45% de personas que todavía lo consideran el líder de la oposición y que quisieran que, bajo su gestión, se logrará el cambio”, agrega.
Sin embargo, Ramírez, también director de ORC Consultores, afirma que la confianza en Juan Guaidó y la oposición para lograr el cambio político en los ciudadanos que se identifican con la oposición solo mermó seis puntos, entre el primer trimestre de 2019 y cuatro trimestre, cayendo de 81% a 75%. Explicó que en donde mas cayó fue en los ‘no alineados’.
Idaisa Ruíz, ciudadana consultada por la Voz de América, asegura que están “esperanzados”, pero que el cambio “no es tan rápido”.
“Es un líder, lo que pasa es que, está trabajando, si ya tenemos 20 años con este gobierno que no sirve para nada, ¿le vamos a exigir a él, que apenas tiene un año, que haga todo lo que no se ha hecho”, indicó
En esta misma línea, Leonardo Heredia, expone que: ”20 años de chavismo no se borran en un solo año. Yo, particularmente, le doy un voto de confianza”
Paola Marquina, otra consultada, asegura que si bien no se atreve a juzgar, “lo que uno esperaba nunca se dio” y a Guaidó “le faltó”. “Igual todavía él está allí, insistiendo, tocando esa tecla. Y bueno esperamos que pueda cambiar, que pueda haber un cambio”, agrega.
Un sentimiento similar expresa Karina Malavé. “No se cumplió los objetivos. Estamos en espera a ver qué pueda suceder. Confiamos que ahora sí”, expresa esta consultada.
Sin embargo, otros como Ángel González, afirman que: “no tengo ya confianza en él. La tuve en su primer momento, cuando arrastraba masas, pero por el giro que ha tomado, en lo personal, a mí no me convence”.
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