Se cumple un año de la primera caravana conformada por unos 5.000 imigrantes hondureños que viajaron desde San Pedro Sula hacia Estados Unidos.
Como si hubiera ocurrido ayer, el padre Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante en Guatemala, recuerda que fueron más de 19.000 personas las que transitaron por Guatemala.
Un año después, pese a que la cifra se ha reducido, Verzeletti asegura que la afluencia migratoria no ha terminado.
También lea Inquietud en la caravana migrante tras una redada en MéxicoEn 2019 la Casa del Migrante recibió alrededor de 9.000 migrantes, la mayoría hondureños, aunque también hay salvadoreños, sudamericanos y personas provenientes de otros continentes.
En los últimos meses incluso se ha evidenciado una nueva modalidad, consistente en que toda la familia sale de su país, principalmente desde Honduras y El Salvador, rumbo a México y Estados Unidos. Esto según Verzeletti se debe a la crisis socio económica y política en estas naciones, lo que estaría forzando a la migración masiva.
Además explica que la violencia es otro de los problemas de la región norte de Centroamérica, que sigue llevando a su gente a salir del país para evadir el peligro latente.
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Migrantes consultados para este reportaje no se identificaron por temor a represalias. Uno de ellos, albergado en la Casa del Migrante, dijo que viene de El Salvador, desde donde dice que huyó de la violencia con toda su familia.
A la Voz de América narró: “Todo es peligroso, en casi todos los 14 departamentos, la gente no puede vivir muy bien, siempre está la amenaza, siempre están los problemas de la violencia, de los vagos como les dicen allá, no lo deja vivir feliz a uno”.
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Verzeletti valoró que las medidas que ha impulsado el presidente Donald Trump en los últimos tiempos, como la construcción del muro y las restricciones migratorias, hacen que el negocio sea más lucrativo para las estructuras criminales que operan en la ruta migratoria y también provoca que los migrantes utilicen caminos más riesgosos por la militarización de la frontera entre Guatemala y México.
A la fecha es un hecho que las caravanas han disminuido tras las medidas del presidente Trump y las nuevas reglas de solicitud de asilo implementadas en la frontera, así como por el resultado de los convenios firmados con países del Triángulo norte.
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