Después de dos años de estar suspendidas las procesiones de Semana Santa debido a la pandemia, Guatemala vive nuevamente esta celebración religiosa llena de devoción y tradiciones, y los guatemaltecos expresan la importancia de retomarlas.
“Para el pueblo de Guatemala católico realmente es importante estas tradiciones. Nosotros como católicos ver que nuestros Nazarenos salen a bendecir nuestras calles. Es un sentimiento muy importante para cada persona”, dijo Maricela Marroquín.
Jorge Mario Ochoa, además de ser devoto católico, vende artículos de Semana Santa y califica el regreso de las procesiones como una bendición.
“Bendito sea Dios, estamos recuperándonos otra vez, porque esa pérdida fue grande para mí. Hace dos años no hubo procesiones, todo se cerró”.
El cronista católico y director de Radio Estrella, Byron Valdizón, recuerda que las procesiones son heredadas de España, pero con el paso del tiempo se han arraigado fuertemente en la fe católica guatemalteca.
“Es importante, porque las procesiones en Guatemala están muy encarnadas en el corazón del guatemalteco y en la historia misma, sobre todo la experiencia de fe y devoción que viven los cucuruchos y devotas cargadoras (las personas que participan en las procesiones y cargan los Nazarenos)”.
Es una tradición que surge en el siglo XVII, pero que se fortalece después de los terremotos de 1917, cuando las iglesias quedaron destruidas, asegura el historiador Aníbal Chajón.
“Después de 1918 y 19 empiezan a crecer las andas, porque hay más demanda, la gente quiere cargar y los recorridos se hacen más largos; ya no por 2 o 3 cuadras, sino por 10 cuadras o 20 cuadras”.
Con medidas de seguridad, como el uso de mascarillas y caretas, este año fueron más de 25 procesiones las que recorrieron las calles de la capital y la Antigua Guatemala.
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