En el censo de Estados Unidos los hispanos son agrupados en una sola categoría. No obstante, desde dialectos y normas sociales hasta la gastronomía, la diversidad de las comunidades hispanas que habitan a lo largo y ancho del país norteamericano, es sorprendentemente amplia.
Esta amalgama de culturas hispanas, cada una con su propio contexto histórico, ha generado una identidad única en las costas de EEUU.
Por un lado, el Caribe ejerce un gran impacto sobre la comunidad hispana en la Costa Este, donde un alto número de puertorriqueños, dominicanos y cubanos se han asentado en grandes urbes como Nueva York, Miami y Boston, según el Centro Pew. Esta influencia caribeña se refleja en la cultura de estas ciudades a través de sus lenguas, comidas, música y costumbres.
Mientras tanto, la población hispana de la Costa Oeste está profundamente influenciada por México y Centroamérica. Desde los vibrantes colores y sabores de la comida hasta la música y los estilos de baile, la herencia cultural de estas regiones está profundamente arraigada en la comunidad mexicana.
La Costa Oeste: “yo soy de aquí”
La Costa Oeste de EEUU es una región donde la identidad mexicana tiene una fuerte presencia. Esto es evidente en la comida, la música, el arte y la arquitectura colonial.
Los platillos mexicanos, como los tacos, enchiladas y aguachiles, son ampliamente conocidos y disfrutados por toda la región. Su música también goza de gran popularidad, desde la tradicional música de mariachi hasta la contemporánea de artistas como Selena y Los Tigres del Norte.
Sin embargo, los expertos recalcan que las comunidades mexicanas en la Costa Oeste de EEUU no conforman un grupo homogéneo y que en realidad son más complejas de lo que se puede apreciar a simple vista.
“Esta población latina -entre comillas- tiene diferentes aspectos dependiendo de la región. Uno ve a Tucson al sur de Arizona que está muy ligado a Sonora. El sur de Nuevo México es otra cosa diferente porque está ligado a Chihuahua entonces el Sur de Nuevo México es muy chihuahuense,” explicó Carlos Vélez-Ibáñez, antropólogo y Director de la Escuela de Estudios Transfronterizos de la Universidad Estatal de Arizona.
En una entrevista con la Voz de América, el antropólogo indicó que mientras la inmigración de mexicanos a EEUU “tiene la edad de dos abuelas”, la migración entre EEUU y México sucede desde hace miles de años.
“Es una región muy complicada que comienza muy temprano, desde la época prehispánica. Esta historia dinámica entre EEUU y México tiene muchos ángulos diferentes, históricos y no es ni una historia lineal, ni limpiecita,” dijo Vélez-Ibáñez.
Your browser doesn’t support HTML5
Asimismo, datos históricos demuestran que las profundas raíces de la cultura mexicana en tierra estadounidense se remontan a mucho antes de que California, Arizona, Texas y Nuevo México pasaran a ser parte de EEUU después de la guerra contra México en 1846.
“California es otra cosa totalmente diferente porque California se fundó muy tarde en el siglo XVIII y fue el primer estado de veras conquistado por EEUU. Acuérdate que la guerra americana-mexicana fue conquista, no fue compra. Fue conquista de un pueblo sobre otro,” indicó Vélez-Ibáñez.
Por otra parte, la construcción del muro fronterizo ha generado una profunda sensación de separación entre México y EEUU. Según el experto, esta división física es una imposición injusta que ha ampliado la brecha entre los dos países.
“Toda esta región del suroeste de Norteamérica que incluye todos los estados mexicanos del norte: Coahuila, Nuevo León, Chihuahua, Sonora, Baja California y todos los demás… y los estados del norte, es decir, California, Nuevo México, Utah. Todo eso es parte de una región ecológica, es lo mismo. Comparten con el gran desierto de Chihuahua, con los ‘plains’ de Tejas, con el gran desierto de Sonora y con el oeste de California. La frontera dividió eso y presentan esta línea como si fuera perpetua o como si fuera parte de la ecología física de esta región, y no lo es,” explicó Vélez-Ibáñez.
Más allá de los fenómenos migratorios, Vélez-Ibáñez agregó que el racismo y discriminación contra los mexicanos en lo que una vez fue tierra mexicana, impulsaron revoluciones como el Movimiento Chicano, un movimiento por los derechos civiles cuyo objetivo fue empoderar a la población estadounidense de ascendencia mexicana.
“El Movimiento Chicano surgió como una fuerte dinámica política y cultural de que ‘ya no nos vamos a dejar’. Es una defensa muy, muy fuerte y necesaria. Para nosotros, el sistema norteamericano, y más en las instituciones educativas, tuvieron la meta primaria de borrarnos. En mi primer grado, mi experiencia en Tucson Arizona, que mi gente tiene desde el siglo 18, en las escuelas norteamericanas nos pegaban por cada palabra de español que los otros hablaban. El niño crece con esa idea de que el español es inferior o que el español es algo negativo. Entonces el Movimiento Chicano tiene muchas raíces muy fuertes en California en reacción al borrado cultural y lingüística de nuestra población”, dijo el antropólogo.
La Costa Este: un crisol de culturas
La Costa Este de EEUU ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos que han contribuido a la llegada de inmigrantes de todos los rincones del planeta. Entre estos, los inmigrantes hispanos que buscan un nuevo hogar en el país norteamericano llegan mayormente desde países suramericanos y del Caribe.
Uno de esos acontecimientos históricos que desencadenó una emigración masiva de refugiados cubanos hacia Florida fue la Revolución cubana en 1959, un movimiento revolucionario liderado por Fidel Castro, por el Movimiento 26 de Julio y sus aliados en contra de la dictadura militar de Fulgencio Batista. Asimismo, un número de guerras civiles durante la década de 1980 contribuyeron al aumento de la inmigración hacia EEUU.
En cuanto a los migrantes suramericanos, el Instituto de Política Migratoria (MPI por sus siglas en inglés) señaló que muchos de los 3,4 millones de suramericanos que vivían en EEUU en 2019 emigraron durante la época de la Guerra Fría, entre las décadas de 1960 y 1980. Los regímenes autoritarios, las malas condiciones económicas y los conflictos armados internos impulsaron la migración desde países como Argentina y Chile, anotó el informe.
Un panorama en evolución
Sin embargo, las cifras revelan que el panorama migratorio estadounidense está evolucionando con un mayor número de suramericanos y centroamericanos abandonando sus países.
“Los factores principales que hoy impulsan la migración desde países como El Salvador, Guatemala, Nicaragua, son la violencia, la inseguridad, la pobreza y el cambio climático, agravados por la corrupción endémica y la mala gobernanza,” indicó la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
Un informe publicado por el Pew Research Center, los venezolanos, dominicanos y guatemaltecos experimentaron un enorme crecimiento demográfico desde 2010.
Según el MPI, el número de inmigrantes venezolanos en EEUU se ha casi triplicado desde 2010, coincidiendo con un período de grave crisis económica y política. Un 51 por ciento de los inmigrantes venezolanos residieron en Florida en el período 2017-21, seguido por Texas con un 14 por ciento y Nueva York con un 4 %.
El dialecto
En EEUU la diversidad del dialecto hispano es una muestra clara de la variada procedencia cultural y lingüística de sus hablantes. En la Costa Este, el acento puede ser más similar al español caribeño con el uso frecuente del Spanglish en la conversación cotidiana.
Mientras tanto, en la Costa Oeste, especialmente en California, el acento se inclina hacia el español con norma mexicana que, según el reporte “Dialectología hispánica de los Estados Unidos,” es la variedad más sobresaliente.
Francisco Moreno Fernández, ex director ejecutivo del Instituto Cervantes en Harvard University y autor del reporte, identifica cuatro grandes modalidades: la de los mexicano-estadounidenses, la de los cubano-estadounidenses, la de los centroamericanos-estadounidenses y la de los puertorriqueños del exterior.
Cada una de ellas predomina donde la demografía les resulta favorable: la cubana predomina en la Florida, la puertorriqueña en el noreste, la centroamericana en el centro-este y la mexicana en el resto del territorio.
Moreno Fernández, que también es catedrático de la Universidad de Alcalá en España, confirmó que “la constitución de los dialectos del español en Estados Unidos ha estado regida por el ritmo de los procesos migratorios, algunos de ellos muy antiguos (españoles en Nuevo México en el siglo XVII; españoles y mexicanos en Texas, Luisiana o California, durante los siglos XVIII y XIX), otros sin embargo solo tienen algo más de 100 años de antigüedad”.
El autor también explora el “Spanglish”, una variedad de mezcla bilingüe, también conocida por otros nombres dependiendo de la región: en el sureste se habla del pachuco o del chicano, en la Florida del cubonics y en Nueva York del nuyorrican.
“Desde un punto de vista lingüístico, el Spanglish está tan diversificado, al menos, como el origen de los hispanos que lo utilizan (mexicano, cubano, puertorriqueño,…) y a esta diversidad hay que añadir la del modo variadísimo, en que se producen los calcos, los préstamos, las transferencias gramaticales o la alternancia de lenguas”, concluye el reporte.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestro canal de YouTube y activa las notificaciones, o bien, síguenos en las redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.