Un soldado israelí herido en combate en Gaza tarda como promedio una hora en ser trasladado al hospital Hadassah, en Jerusalén. El hecho de que sus compañeros de armas estén entrenados en primeros auxilios y la presencia de médicos militares en el terreno aumentan las probabilidades de que salve la vida.
El hospital Hadassah está ubicado en Jerusalén Oriental, a unos de 100 kilómetros de Gaza. Cuando comenzó la guerra en la Franja se reactivó la vieja idea de ampliar sus instalaciones y levantar un nuevo centro de rehabilitación. El proyecto estaba previsto para ejecutarse en varios meses y quedó finalizado el 1 de enero.
Este pasado martes 20 de febrero se completó el traslado a las nuevas instalaciones de la totalidad de los pacientes, muchos de ellos soldados israelíes heridos en Gaza.
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En el hospital Hadassah, explica su directora Tamar Elram, disponen de 30 “muñecos actores” que usan como víctimas de disparos para entrenarse en situaciones límites. Esto permite al personal médico y paramédico estar listos para cualquier emergencia en una ciudad como Jerusalén, donde siempre está latente la posibilidad de un ataque con armas de fuego.
La sala de urgencias del nuevo centro es en sí misma un búnker, que en caso de ataque o guerra brinda seguridad a la totalidad de los pacientes y el personal médico, incluso ante amenazas radioactivas.
El Hadassah es además pionero en el mundo en el desarrollo de la cirugía robótica y el uso del 3D con fines médicos. “La cirugía robótica es menos invasiva y permite hacer operaciones que antes no se hacían”, explica el Dr Josh Shroeded, Jefe del Departamento de Médula Espinal.
“Estas modernas técnicas, mínimamente invasivas, se han aplicado mucho durante la actual guerra, sobre todo para tratar a los soldados israelíes heridos en Gaza”, añade.
Para el Dr Shroeded uno de los grandes retos del centro es tratar a los pacientes que llegan en helicópteros al hospital. “Casi a diario recibimos helicópteros con soldados heridos en Gaza”, explica. “Nuestro trabajo es darles a los soldados y a los no soldados el mejor tratamiento posible”.
Asraf, comandante de un batallón de las Fuerzas de Defensa de Israel herido en Gaza que no se identifica por razones de seguridad, es uno de los militares que se recuperan en el hospital Hadassah. Fue herido en combate, por el disparo de un francotirador, el pasado 12 de enero. La bala le atravesó su chaleco y se incrustó en el codo derecho. Sus compañeros le aplicaron un torniquete y fue evacuado en un tanque, luego lo transportaron en helicóptero al hospital Soroka, en la ciudad de Bersheva, donde fue sometido a una primera operación.
Dos días después Asraf fue trasladado al Hadassah, donde le practicaron una segunda operación, en la que le colocaron placas y tornillos en el brazo. Ahora está en proceso de rehabilitación y le están aplicando simultáneamente varios tipos de terapias.
Actualmente el 70 % de los pacientes atendidos en el centro de rehabilitación del Hadassah son soldados heridos en la guerra en Gaza. La mayoría reciben tratamiento de forma ambulatoria.
Otros, como Rafael, permanecen hospitalizados. Este joven soldado fue herido por el impacto de una metralla en una pierna. Los impactos, probablemente de un RPG, rasgaron una arteria y varios huesos, por lo que fueron necesarios tres torniquetes para detener la hemorragia antes de evacuarlo en helicóptero de la zona de combate.
Hoy Rafael se enfrenta a la rehabilitación con la certeza de que pronto volverá a caminar con total normalidad.
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Del otro lado del conflicto
La suya es una realidad muy distinta a la que viven miles de heridos dentro de Gaza, donde cirujanos se han visto obligados a practicar operaciones sin los medicamentos o sin la anestesia apropiada, e incluso amputaciones en niños pequeños en el suelo, de acuerdo con múltiples reportes de Médicos Sin Fronteras (MSF), una de las organizaciones humanitarias con mayor presencia en Gaza, con un equipo de más de 200 médicos, cirujanos y otros especialistas altamente calificados para trabajar en escenarios bélicos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sistema sanitario de Gaza pende de un hilo a medida que las instalaciones sanitarias de todo el enclave palestino dejan de funcionar, aumentan las restricciones de acceso, disminuyen los suministros médicos y aumentan los recortes en otras ayudas humanitarias esenciales para la atención de los pacientes.
Al igual que la población civil y debido al curso de la guerra, el personal de MSF ha tenido que desplazarse a la ciudad de Jan Yunis, al Sur de la Franja, y hacer su trabajo en el hospital Nasser, el mayor de la zona.
Según reporta la ONU unos 130 pacientes y al menos 15 trabajadores sanitarios siguen en el hospital, sin electricidad ni agua corriente y con escasos alimentos, desde que el pasado 15 de febrero, en la madrugada, un proyectil impactó en el centro médico y mató y lesionó a un número indeterminado de personas, cuando las tropas israelíes irrumpieron en el hospital tras 25 días de asedio.
Más de 10.000 desplazados por la violencia que se refugiaban allí tuvieron que huir, y ocho pacientes que necesitaban asistencia de oxígeno murieron en los últimos días al quedar el hospital inoperativo por el cerco israelí, según ha denunciado el Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás.
"La situación del hospital Nasser es un ejemplo más de la forma en que se están desmantelando una a una las instalaciones sanitarias en esta guerra”, afirmó Guillemette Thomas, coordinadora médica de MSF en los Territorios Palestinos Ocupados.
El Nasser era el único gran hospital que seguía operativo en el sur de la Franja, donde se concentran ahora los combates. Previamente, otros centros hospitalarios del norte del enclave habían sido víctimas del asedio israelí, entre ellos los conocidos como el Shifa, el Rantisi, el Indonesio y el Kamal Adwan.
En más de cuatro meses de guerra en la Franja de Gaza han muerto 29.313 gazatíes -además de unos 8.000 que se estiman quedaron bajo los escombros- mientras que 69.333 han resultado heridos, muchos de ellos con convalecencias o amputaciones reversibles si hubieran tenido acceso a un sistema médico funcional, según los datos más recientes del Ministerio de Sanidad gazatí.
Las filas israelíes han registrado 237 bajas de soldados en combate durante la ofensiva terrestre en Franja, además de las casi 1.200 personas que murieron en los ataques de Hamás el 7 de octubre.
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