Las autoridades iraquíes y kurdas acusaron a cientos de menores de terrorismo por su presunta afiliación al grupo extremista Estado Islámico (EI), empleando a menudo torturas para forzar sus confesiones, según indicó Human Rights Watch.
A finales de 2018, los gobiernos de Irak y de la región kurda tenían a aproximadamente 1.500 niños retenidos por su supuesta pertenencia a la milicia radical, señaló el grupo con sede en Nueva York.
Este “enfoque punitivo no es justicia”, dijo Jo Becker, responsable de derechos de la infancia en HRW, añadiendo que dejará consecuencias negativas de por vida en muchos de los menores.
Según el reporte, los niños reclutados por grupos armados deben ser reconocidos principalmente como víctimas que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad.
Irak declaró su victoria sobre EI en diciembre de 2017 tras tres años de combates.