En una fuerte carta con argumentos morales dirigida a la Cámara de Representantes, la Conferencia de Obispos, advierte la urgencia de aprobar medidas de protección a los trabajadores inmigrantes.
El presidente de la Conferencia del Episcopado de Estados Unidos pidió a los legisladores de la Cámara de Representantes actuar sobre un proyecto de ley inmigratorio antes de que termine el año.
En el marco de las acciones por distintos frentes para lograr que el Congreso apruebe una reforma inmigratoria. Un grupo de inmigrantes liderados por CASA en Acción llegaron hasta Richmond, capital de Virginia para protestar contra la negativa de los republicanos.
Con pancartas en mano expresaron los beneficios que traería para Virginia la aprobación de una reforma no solo en términos económicos sino también para los mismos republicanos que de no contar con el apoyo del voto latino y de inmigrantes asiáticos podría estar en "peligro de muerte" en las próximas elecciones.
La presión la ejercieron sobre congresistas considerados claves, como Bob Goodlate y el líder de la mayoría republicana Eric Cantor. Ambos integran el comité que tiene a su cargo la discusión de una reforma inmigratoria y tienen la labor de dirigir el camino de la reforma.
Ellos han insistido en que prefieren discutir la reforma por partes y poco a poco como lo ha reafirmado el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner.
El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, envió una carta al presidente de la Cámara, John Boehner, que es católico, en la que dice que la aprobación de una iniciativa migratoria es cuestión de "gran urgencia moral" que ya no puede esperar.
“Como asunto moral… nuestra nación no puede continuar recibiendo los beneficios del trabajo y las contribuciones de inmigrantes indocumentados sin brindarles la protección de la ley”, escribió Dolan.
“Mantener a esos seres humanos como permanentes trabajadores de segunda categoría que no pueden ejercer sus derechos o gozar de los frutos de su trabajo, constituye una mancha en el alma de la nación”, agregó.
Dolan reiteró la posición de los obispos de que la reforma incluya un proceso para obtener la ciudadanía, reafirme la reunificación familiar, aborde el flujo futuro de trabajadores migrantes y restablezca las protecciones básicas del debido proceso a los inmigrantes.
El Senado aprobó una amplia reforma migratoria en junio, pero el proyecto sigue estancado en la otra cámara del Congreso, donde quedan unos cuantos días en el año y la posibilidades de que la medida sea considerada por el pleno son escasas.
En respuesta a la carta de Dolan, Michael Steel, portavoz de Boehner, dijo que el legislador republicano “ha sido muy claro que respalda un proceso lógico de reformas paso a paso para arreglar nuestro fallido sistema migratorio”.
La Comisión de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Representantes parece encaminada, a lo mucho, a aprobar leyes individuales de inmigración que resuelvan asuntos puntuales.
Marcha en Richmond
Marcha fúnebre en RichmondEn el marco de las acciones por distintos frentes para lograr que el Congreso apruebe una reforma inmigratoria. Un grupo de inmigrantes liderados por CASA en Acción llegaron hasta Richmond, capital de Virginia para protestar contra la negativa de los republicanos.
Con pancartas en mano expresaron los beneficios que traería para Virginia la aprobación de una reforma no solo en términos económicos sino también para los mismos republicanos que de no contar con el apoyo del voto latino y de inmigrantes asiáticos podría estar en "peligro de muerte" en las próximas elecciones.
La presión la ejercieron sobre congresistas considerados claves, como Bob Goodlate y el líder de la mayoría republicana Eric Cantor. Ambos integran el comité que tiene a su cargo la discusión de una reforma inmigratoria y tienen la labor de dirigir el camino de la reforma.
Ellos han insistido en que prefieren discutir la reforma por partes y poco a poco como lo ha reafirmado el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner.
El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, envió una carta al presidente de la Cámara, John Boehner, que es católico, en la que dice que la aprobación de una iniciativa migratoria es cuestión de "gran urgencia moral" que ya no puede esperar.
“Como asunto moral… nuestra nación no puede continuar recibiendo los beneficios del trabajo y las contribuciones de inmigrantes indocumentados sin brindarles la protección de la ley”, escribió Dolan.
“Mantener a esos seres humanos como permanentes trabajadores de segunda categoría que no pueden ejercer sus derechos o gozar de los frutos de su trabajo, constituye una mancha en el alma de la nación”, agregó.
Dolan reiteró la posición de los obispos de que la reforma incluya un proceso para obtener la ciudadanía, reafirme la reunificación familiar, aborde el flujo futuro de trabajadores migrantes y restablezca las protecciones básicas del debido proceso a los inmigrantes.
El Senado aprobó una amplia reforma migratoria en junio, pero el proyecto sigue estancado en la otra cámara del Congreso, donde quedan unos cuantos días en el año y la posibilidades de que la medida sea considerada por el pleno son escasas.
En respuesta a la carta de Dolan, Michael Steel, portavoz de Boehner, dijo que el legislador republicano “ha sido muy claro que respalda un proceso lógico de reformas paso a paso para arreglar nuestro fallido sistema migratorio”.
La Comisión de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Representantes parece encaminada, a lo mucho, a aprobar leyes individuales de inmigración que resuelvan asuntos puntuales.