Cuando era una niña, a Carolina Caballero le llamaba la atención todo lo que fuera de color rosado.
“Se volvió una obsesión, todo tenía que ser rosa o pastel. Recuerdo que le pedía a mi mamá que me comprara carpetas rosas para la escuela y vestidos rosa”, recuerda.
Hoy apenas lo usa. “Fue una transición de la que no me di cuenta. Supongo que crecí. Luego, cuando comencé la universidad y empecé a trabajar con el grupo de activismo, me chocó la diferencia en precio entre los artículos que se venden con un marcado enfoque de género”, dijo a la Voz de América esta estudiante de Economía de la Universidad de Guadalajara.
“Los productos para mujeres, todos rositas y de colores vivos, costaban más solo por el hecho de ser, entre comillas, femeninos. De pronto el rosa ya no me pareció tan bonito”, agregó.
En América Latina, donde la brecha de género es grande y las políticas económicas están diseñadas casi en su totalidad sin tomar en cuenta la diferencia salarial entre hombres y mujeres, a estas en muchos casos se les obliga a pagar más por artículos que poco o nada difieren de los que tienen la coletilla de “para hombres”.
Los artículos de primera necesidad no son la excepción.
“Cuando descubrí que a las almohadillas sanitarias se les aplicaba todo el porciento del IVA, me sorprendí mucho. No nos dábamos cuenta, pero nos estaban cobrando de más por un producto que no tenemos más remedio que comprar”, se quejó Caballero, quien celebró con cientos de compañeras cuando México decidió aplicar la “tasa cero” a los artículos de higiene menstrual a partir de enero de 2022.
El impuesto al “lujo” de ser mujer
La investigadora colombiana Natalia Moreno publicó en 2020 un amplio estudio sobre lo que ella y sus dos colegas Aris Balbuena y Catalina Rubilar han denominado “impuestos sexistas”, dentro de una política tributaria generalizada que ignora la desigualdad y discrimina a partir de diferencias biológicas.
Para Moreno, en la región latinoamericana la pobreza está “feminizada”.
“En América Latina ser mujer significa trabajar más. Las mujeres no reciben remuneración por los trabajos domésticos y de trabajos no pagos. También significa ganar menos por el mismo trabajo y además tener que tributar a productos que requieren de consumo de las mujeres por condiciones biológicas como la menstruación”, explicó en entrevista a la VOA.
gravarlos sería poner un impuesto a las mujeres por el hecho de ser mujeres”Natalia Moreno, investigadora
“La mayoría de los países de Latinoamérica se siguen financiando a través de políticas sexistas, es decir, cobran impuestos a artículos de protección a la menstruación como toallas, tampones, entre otros. No existe otro motivo por lo que las mujeres consumamos estos artículos más que por el hecho de ser mujeres y menstruar, por lo que gravarlos sería poner un impuesto a las mujeres por el hecho de ser mujeres”, enfatizó la economista y máster en estudios de género.
La investigación de Moreno, Balbuena y Rubilar analiza la situación en Argentina, Uruguay, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Venezuela, Perú, México y Republica Dominicana. En aquel entonces, entre los países estudiados, solo Colombia había aplicado la “tasa cero” a los productos de higiene menstrual, el primero en hacerlo en América Latina.
Argentina y Uruguay lideraban la lista con el 21% y 22% del IVA. Les seguían Chile, con el 19%, junto a Perú y República Dominicana, con 18%. Lo más “preocupante” para Moreno es que en todos estos casos se aplicaba la tarifa máxima del impuesto, lo que quiere decir que “se interpretan como artículos de lujo”.
“Por eso decimos que la menstruación es un lujo para los Gobiernos dado que, aunque pudiesen tener tarifas preferenciales o eliminarlas por completo, como hemos propuesto, no lo hacen. Imponer la tarifa máxima del IVA es, a nuestro juicio, inaceptable”, enfatizó.
Del dicho al hecho…
En poco menos de tres años de publicado el estudio, aunque en algunos países la situación permanece igual, Moreno reconoce que en otros ha habido avances para eliminar el IVA a los productos de higiene menstrual como toallas y tampones. Colombia, México y Ecuador han eliminado el impuesto a través de legislaciones, mientras que en Chile se avanza en las discusiones.
“Eso es positivo, sobre todo porque pone en el debate público que efectivamente las políticas tributarias puedan tener o no sesgos de género. A mi juicio, eso es una gran ganancia, dado que la política económica también ejerce violencia de género hacia las mujeres”, insistió Moreno, que aboga por la eliminación total del precio como “lo ideal” para garantizar el acceso a los productos y la eliminación de estigmas alrededor de la menstruación.
En esto coincide la excongresista peruana Arlette Contreras, uno de los rostros visibles del movimiento "Ni Una Menos" en Perú, quien presentó en julio de 2020 en el Parlamento un proyecto de ley que buscaba garantizar el acceso universal, igualitario y gratuito a los artículos de higiene menstrual para niñas, adolescentes y mujeres adultas.
También lea DDHH y clima: brasileña recibe premio por ejercer un periodismo por el cambioEn entrevista con la VOA, Contreras explicó que la propuesta nació de la realización de que la compra de estos productos de primera necesidad genera a las personas menstruantes “un gasto distinto a su economía que no sucede con los hombres”, además de que “también les genera un perjuicio o tabú en el país”, apuntó.
La exparlamentaria abrió el debate sobre qué productos de primera necesidad se deberían entregar de forma gratuita y universal, además de impulsar “una educación menstrual” a las niñas y adolescentes en instituciones educativas privadas para tratar de alejar el estigma y campañas de salud a nivel institucional.
“Para todas este proceso no es igual y resulta bastante complicado”, anotó.
Vemos que el Estado garantiza la distribución de otros productos que no son de alta necesidad”Arlette Contreras, excongresista de Perú
“El Gobierno hizo observaciones al proyecto inicial que, finalmente, salió como uno de gestión menstrual recortado. En la propuesta original se incluía, incluso, que los productos menstruales sean eco-amigables para que cuiden y preserven el medio ambiente porque genera mucha contaminación con el uso, por ejemplo, de las toallas higiénicas descartables, que no son las más idóneas para el cuidado de las mujeres”, dijo la activista, quien agregó que también se enfocó en mujeres en situación de extrema pobreza.
La ley se aprobó el 8 de marzo de 2021, sin embargo, Contreras asegura que no se ha ejecutado ni implementado por parte del Gobierno por una falta de interés en el tema.
La Defensoría del Pueblo en Perú emitió una declaración sobre la importancia de contar con una política pública de gestión de la higiene menstrual, por lo que solicitó que se aprueben con prontitud los lineamientos que hagan afectiva la ley. Además, pidió que se declare de interés nacional el acceso universal, igualitario y progresivo a productos de gestión menstrual para niñas, adolescentes y mujeres adultas en situación de vulnerabilidad.
También lea Artista venezolana convierte neumáticos viejos en ropa y accesorios“Pese a los recortes, se pueden implementar algunas medidas, como hicieron en otros países que entregan de forma gratuita los productos menstruales o se viene impulsando el retiro de los impuestos. Vemos que el Estado garantiza la distribución de otros productos que no son de alta necesidad (…) Pero esto que es tan importante porque más del 50% de la población es femenina en este país, pues debería ser de interés y prioridad del Estado peruano”, subrayó Contreras.
Reformas tributarias, ¿sí, pero no?
En Ecuador, según pronósticos oficiales, tras la aplicación a inicios de año de la reforma tributaria que eliminó el IVA a artículos como tampones y toallas sanitarias, las mujeres se han ahorrado millones de dólares en poco más de 9 meses.
“Estimamos que entre 30 y 45 millones de dólares era lo que estaba previsto que recaudara el Estado producto de este impuesto a los productos de higiene femenina. Esta es la cantidad que se estima está quedando en el bolsillo de las ecuatorianas”, especificó a la VOA el director del Servicio de Rentas Internas (SRI), Francisco Briones.
Estimamos que entre 30 y 45 millones de dólares era lo que estaba previsto que recaudara el Estado producto de este impuesto a los productos de higiene femenina. Esta es la cantidad que se estima está quedando en el bolsillo de las ecuatorianas.Francisco Briones, director del SRI de Ecuador
El economista recordó que esta ley es una de las promesas de campaña del presidente Guillermo Lasso y está pensada para “poder garantizar este tipo de insumo de higiene para las mujeres”, sobre todo las que están en situación desfavorecida.
“Cuando se analiza esto por estratos socioeconómicos, prácticamente se limita el acceso a este bien de higiene, se afecta la calidad de vida de estas mujeres. Pensando en mejorar el acceso a este tipo de productos es que se eliminó el IVA, para poder reducir el precio y [que] de este modo sean un poco más asequibles”, explicó a la VOA.
Para el economista, resulta relevante que Ecuador “haya sido pionero en Latinoamérica en este tipo de medidas orientadas a mejorar la calidad de vida de las mujeres, en particular en aquellas que están en situaciones de pobreza, en la ruralidad sobre todo, donde tienen que sufrir”.
En teoría, la administración de Lasso ve una mejora significativa, pero en la práctica, la realidad es otra, según contó a la VOA Ruth Lazo, que lleva años vendiendo productos de primera necesidad al por mayor a pequeños negocios en Quito.
También lea La venezolana Yulimar Rojas se convierte en la primera tricampeona mundial de triple salto“Cuando hubo rumores de que esta ley venía, los precios de los pañales para bebés y toallas sanitarias, específicamente de toallas sanitarias, empezaron a subir. Cuando vino la ley pues bajaron y prácticamente quedó en lo mismo que estaba antes. En papeles digamos que no se paga IVA, pero realmente el precio quedó a lo que estaba antes del IVA”, afirmó la comerciante.
Veloz llamó la atención sobre el hecho de que los protectores diarios, “muy recomendados por ginecólogos”, no se incluyen en esta reforma tributaria, por lo tanto, se sigue pagando impuestos por ellos. También recordó que, al principio de aplicarse la ley, su correcta implementación formaba parte del debate diario. “Ahora ya no tanto”, reconoció.
“Nos olvidamos de las cosas. Al principio cuando toda la gente hablaba de esta reforma, que no se iba a pagar el IVA en toallas sanitarias y pañales para los niños, la gente estaba muy pendiente, sabían que antes se pagaba un dólar y ahora debían cobrar menos, la gente reclamaba. Pero hoy en día la gente ya ni siquiera se acuerda, ya ni reclaman. Pagan el dólar, que es un precio muy popular para una toalla sanitaria”, añadió.
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