Una familia de seis integrantes, incluyendo dos niñas, llevó a cabo ataques en tres iglesias de Indonesia el domingo, mientras la nación de mayoría musulmana estaba horrorizada por uno de los peores ataques contra su minoría cristiana.
Al menos 13 personas murieron y 41 resultaron heridas en los atentados en la ciudad de Surabaya, de acuerdo con la policía. El grupo Estado Islámico reivindicó los atentados. Las autoridades informaron que la familia estuvo en Siria.
El presidente Joko “Jokowi” Widodo visitó las zonas dañadas y calificó los ataques como “barbáricos”.
Fueron los peores ataques contra iglesias desde los perpetrados en la Nochebuena de 2000, que dejaron 15 fallecidos y casi 100 heridos. Las minorías religiosas, especialmente los cristianos, han sido un blanco habitual de los extremistas en la nación de mayoría musulmana más poblada del mundo.
El padre detonó una bomba colocada en un automóvil, dos de los hijos, de 18 y 16 años, utilizaron una motocicleta para perpetrar su ataque, y la madre estaba con las hijas, de 12 y 9 años, para efectuar el tercero, informó Tito Karnavian, jefe de la policía nacional.
La familia había regresado a Indonesia tras pasar un tiempo en Siria, donde hasta hace poco el grupo Estado Islámico controlaba una parte importante del territorio, agregó Karnavian.
El primer ataque se produjo en la iglesia católica de Santa María de Surabaya, dijo el portavoz de la policía Frans Barung Mangera a reporteros en el lugar del atentado. Minutos más tarde se registraron una segunda explosión en la iglesia de Diponegoro y una tercera en la de Pantekosta, añadió Mangera.
Un testigo describió a la mujer y dijo que llevaba dos bolsas en la iglesia de Diponegoro.
“Al principio los agentes les bloquearon el paso frente al patio de la iglesia, pero la mujer los ignoró y entró. De repente (la bomba) explotó“, dijo un guarda civil llamado Antonius.
Mangera dijo que tres bombas caseras sin explotar, dos en la iglesia de Pantekosta y una en la de Diponegoro, fueron detonadas por escuadrón antiexplosivos.
Cristales rotos y trozos de concreto cubrieron la entrada de la iglesia de Santa maría, que estaba custodiada por policías fuertemente armados. Los equipos de emergencias trataron a las víctimas en un campo cercano mientras en el estacionamiento los agentes inspeccionaban las motocicletas destrozadas que se quemaron por la explosión.
Un vendedor callejero que estaba en el exterior del templo dijo que la potente explosión lo mandó a varios metros de distancia.
“Vi a dos hombres en una motocicleta que se abrieron paso por el patio. Uno vestía pantalones negros y otro llevaba una mochila”, contó Samsia, que solo utiliza un nombre. “Poco después ocurrió la explosión”.
En Yakarta, la capital de Indonesia, la Asociación de la Iglesia Indonesia condenó con contundencia los ataques y pidió a la gente que espere al resultado de la investigación oficial.
“Estamos enfadados con estos ataques, pero dejemos a las autoridades que los resuelvan”, dijo Gormar Gultom, un responsable del colectivo.
Dos de las organizaciones musulmanas más importantes del país, Nahdlatul Ulama y Muhammadiyah, también condenaron lo ocurrido.
AP