La crisis de Venezuela llegó al tercer debate demócrata el jueves en la noche en Houston, cuando diez de 20 precandidatos buscaron anotar puntos y acaparar la atención para ganar la candidatura de cara a las elecciones de 2020.
Es la primera vez que están en el mismo escenario Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Ellos lideran las encuestas detrás del exvicepresidente Joe Biden, que va al frente y también asistió a este debate.
Los moderadores del evento, celebrado en la Universidad del Sur de Texas, fueron George Stephanopoulos, David Muir y Linsey Davis de ABC; y Jorge Ramos de Univision.
Ramos calentó la noche preguntando a Sanders por qué no llama "dictador" al presidente en disputa de Venezuela, Nicolás Maduro. Sanders contestó: "Cualquiera que haga lo que hace Maduro es un tirano atroz".
Sanders además dijo que se precisa de la "cooperación regional para tener elecciones libres en Venezuela".
En esta oportunidad también expusieron sus ideas los precandidatos demócratas Kamala Harris de California, Cory Booker de Nueva Jersey, Amy Klobuchar de Minnesota, Pete Buttigieg de Indiana, el exsecretario de Vivienda de Estados Unidos, Julian Castro, el excongresista de Texas Beto O'Rourke y el empresario Andrew Yang.
Castro estuvo entre los que calificó al presidente en disputa de Venezuela: "Llamaré dictador a Maduro porque él es un dictador".
Señaló también que habrá que asegurar junto a países aliados "que el pueblo venezolano reciba la asistencia que necesita, que sigamos presionando a Venezuela para que tenga elecciones libres y justas".
Por su parte, Biden dijo que Estados Unidos debería "permitir que las personas de Venezuela vengan" al país, en aparente alusión al hasta ahora negado estatus de protección temporal (TPS) para los venezolanos por parte del gobierno de Donald Trump.
Pero Castro sí fue directo, criticando a la actual administración: "Eso es algo que la administración Trump no ha podido hacer, a pesar de su gran discurso sobre el apoyo a la comunidad venezolana estadounidense, ha fallado". No lo haré", afirmó Castro.
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América Latina en el debate demócrata
Sobre la región Castro dijo: "También creo que debemos hacer cosas como un Plan Marshall del siglo XXI para Honduras y El Salvador y Guatemala. Para que las personas puedan encontrar seguridad y oportunidades en casa en lugar de tener que hacer el peligroso viaje a Estados Unidos. Y bajo mi administración vamos a poner un enfoque renovado en América Latina".
En el enfoque de Castro sobre la región, pesa un asunto de política exterior como China: "Son vecinos y tenemos muchas cosas en común. También tiene sentido que debido a que tenemos un país como China que va por todo el mundo (...) haciendo sus propias relaciones, fortaleciéndolas. Estados Unidos necesita fortalecer sus alianzas en América Latina de inmediato", afirmó.
La inmigración, la atención médica, la violencia con armas de fuego y el racismo también entraron en el debate de tres horas, el primero desde julio. Al menos 1.700 personas siguieron el debate a través de una pantalla gigante instalada en la universidad. Unas 3.500 personas participan como asistentes al evento.
Otros temas puntuales son las relaciones exteriores y económicas con países como China.
La inmigración
La inmigración, un tema vital en la actual política estadounidense, llegó al debate con un cuestionamiento inicial a Biden, quien como parte del gobierno de Obama es visto como responsable también de las deportaciones masivas durante ese gobierno.
Biden no tardó en rechazar las preguntas sobre el historial de deportaciones durante el gobierno de Obama. Lejos de responder si las deportaciones fueron un error, Biden aludió al apoyo que Obama dio a los "soñadores" y al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
El contrincante Castro fue sobre Biden: "Él quiere tomar el crédito por el trabajo de Obama, pero no quiere responder ninguna pregunta".
La política de Trump también estuvo en los comentarios de Castro: "Trump tiene un corazón negro cuando se trata de inmigración", dijo.
Warren, por su lado, fue directo a los "soñadores": "Quiero tener un sistema que de camino a la ciudadanía a los dreamers", afirmó.
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Biden, Warren , Sanders y el tema de salud
El tema del cuidado médico dominó el primer tramo del debate. "Estoy por Barack", dijo Biden, dejando claro que apoya la ley de seguro médico impulsada por el expresidente Barack Obama, conocido popularmente como Obamacare.
En la misma línea, Warren también se inclinó ante Obama, pero dijo que Obamacare no fue lo suficientemente lejos: "Todos tenemos una gran deuda con el presidente Obama", dijo Warren sobre este plan de salud. "Ahora la pregunta es cómo podemos mejorarlo", afirmó.
El senador Sanders defendió su plan Medicare para Todos. Dijo que este costaría menos que las actualizaciones planteadas por Biden para Obamacare.
Aludiendo al tema de la atención de salud, el precandidato Cory Booker hizo un llamado a todos: "Este debe ser un momento en que los demócratas (...) necesitan encontrar un punto en común".
A Biden lo enfrentó el precandidato y exsecretario de vivienda de Obama, Julian Castro, diciendo que había hecho comentarios confusos sobre su propio plan de reforma de salud: "Está olvidando ya lo que dijo hace solo dos minutos", dijo Castro.
Explicó Castro que verificaciones realizadas después del debate anterior, mostraron que el plan de Biden dejaría de lado al 3% de los estadounidenses, o alrededor de 10 millones de personas.
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Los precandidatos avanzaron en el debate aludiendo al tema racial.
"Tenemos un supremacista blanco en la Casa Blanca", dijo el precandidato Beto O'Rourke.
La violencia y las armas
Los precandidatos demócratas dedicaron unos minutos a la violencia con el uso de armas de fuego. La masacre reciente en El Paso, Texas, está fresca en la memoria: "Si un arma fue diseñada para matar una persona [AR15] deberíamos quitársela a quienes la porten. Les quitaremos sus AR15", dijo O'Rourke.
O’Rourke abandonó la campaña el mes pasado para regresar a su ciudad natal de El Paso, después de que un hombre armado abrió fuego contra un Walmart y mató a 22 personas. Desde entonces ha buscado revitalizar su campaña enfocado en su plan contra la violencia armada.
Warren dijo que el gobierno estadounidense no ha solucionado el problema de las armas por "simple y pura corrupción".
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