La reforma inmigratoria y las dificultades que enfrenta para su aprobación en el Congreso motiva marchas y protestas que exigen al presidente Barack Obama la toma de decisiones ejecutivas.
“El día decisivo” se denominó una movilización que se realizó el jueves en Washington DC y varias ciudades de Estados Unidos, y uno de sus organizadores fue Casa de Maryland, cuyo director ejecutivo Gustavo Torres, dijo en entrevista con la Voz de América que esta es una cruzada contra los republicanos y su negativa a considerar la reforma.
“Los republicanos no nos quieren, no quieren a los latinos, han dicho en varias oportunidades que su deseo es deportarnos a todos, y por eso nuestra única esperanza es una orden ejecutiva del presidente Barack Obama”, destacó Torres.
Su argumento, que generaliza a los republicanos en el Congreso, se distiende levemente cuando le recordamos que uno de los fervientes impulsores de la reforma en la Cámara Representantes fue el legislador republicano por Florida, Mario Díaz-Balart.
“Como se comprueba, la excepción hace la regla”, dice Torres para luego añadir: “Son muy pocos los republicanos como Díaz-Balart los que hacen la diferencia, pero el liderazgo, con su presidente John Boehner, y la mayoría de sus legisladores no quieren una reforma inmigratoria”, concluye.
Escuche la entrevista con Gustavo Tórrez
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Torres reconoce que un pequeño grupo de republicanos hicieron el esfuerzo para tratar de convencer a los miembros de la Cámara para llevar a votación su proyecto de ley, voluntad que fue infructuosa.
El director ejecutivo de Casa de Maryland considera que la negativa republicana es un tema eminentemente político y afirma que “su base de votantes es una mayoría de estadounidenses blancos que no quieren inmigrantes, y esa es la principal razón”, dice Torres.
El partido demócrata logró aprobar hace más de un año el proyecto de reforma inmigratoria en el Senado y desde entonces el tema ha quedado estancado.