Un rebelde sirio se inmoló en un ataque suicida en un centro de desarrollo rural que era utilizado como base del ejército de Bashar el Asad.
Un ataque suicida con coche bomba en un centro de desarrollo rural del gobierno sirio de Bashar el Asad, dejó al menos 50 efectivos de seguridad muertos, el lunes, en la provincia de Hama.
Rami Abdelrahmanm, responsable del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, señaló que las fuerzas de seguridad sirias utilizaban el centro de desarrollo rural como una de sus mayores bases en la zona.
Los medios estatales sirios señalaron, sin embargo, solo dos habrían sido las víctimas mortales.
Mientras tanto, un ataque aéreo en Haram, una localidad en la provincia noroeste de Idlib, cerca de la frontera turca, mató al menos a 20 rebeldes de la Brigada Mártires de Idlib, entre los que probablemente estaba su comandante, Basil Eisa, según el Observatorio Sirio.
Buenas parte de la provincia está en manos de insurgentes, pero sigue siendo vulnerable a la potencia aérea, que las fuerzas de Asad emplean cada vez más a menudo para contener a sus rivales de mayoría suní.
Los rebeldes tienen pocas armas para responder a la artillería y los aviones de combate, pero hasta ahora las potencias occidentales han evitado suministrar misiles antiaéreos o antitanque sin un líder creíble de la oposición.
Rami Abdelrahmanm, responsable del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, señaló que las fuerzas de seguridad sirias utilizaban el centro de desarrollo rural como una de sus mayores bases en la zona.
Los medios estatales sirios señalaron, sin embargo, solo dos habrían sido las víctimas mortales.
Mientras tanto, un ataque aéreo en Haram, una localidad en la provincia noroeste de Idlib, cerca de la frontera turca, mató al menos a 20 rebeldes de la Brigada Mártires de Idlib, entre los que probablemente estaba su comandante, Basil Eisa, según el Observatorio Sirio.
Buenas parte de la provincia está en manos de insurgentes, pero sigue siendo vulnerable a la potencia aérea, que las fuerzas de Asad emplean cada vez más a menudo para contener a sus rivales de mayoría suní.
Los rebeldes tienen pocas armas para responder a la artillería y los aviones de combate, pero hasta ahora las potencias occidentales han evitado suministrar misiles antiaéreos o antitanque sin un líder creíble de la oposición.