La Casa Blanca condenó este jueves la serie de atentados mortales en Irak que provocaron varios muertos y heridos en una ola de atentados en Bagdad.
Jay Carney, portavoz del presidente Barack Obama, dijo que Irak sufrió atentados horribles del mismo género en el pasado y sus fuerzas de seguridad demostraron ser capaces de hacerles frente y mantener la estabilidad del país.
Este es el primer estallido de violencia en el país desde la partida de los últimos soldados estadounidenses a principios de esta semana.
Los ataques, aparentemente coordinados, son la primera señal de aumento de la violencia después que el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, buscó desplazar a dos líderes suníes, sólo unos pocos años tras el derramamiento de sangre sectario que llevó a Irak al borde de la guerra civil.
"Escuchamos el sonido de un auto avanzando, los frenos, entonces una gran explosión, todas nuestras ventanas y puertas fueron voladas, el humo negro llenó nuestro departamento", dijo Kamal Maysoun, que vive en un recinto de Karrada.
Las autoridades iraquíes rápidamente señalaron que los ataques tenían un móvil político. "El momento de estos crímenes y los lugares elegidos confirman la naturaleza política de los objetivos", dijo Maliki en un comunicado.
Más bombas explotaron en el área central de Alawi, Shaab y Shula, en el norte, todas zonas principalmente chiíes, y una bomba dejó un muerto y cinco heridos cerca del barrio suní de Adhamiya, dijo la policía.
Aunque ningún grupo se atribuyó la responsabilidad de los atentados, algunos analistas afirmaron que el brazo de Al-Qaeda en Irak estaba probablemente vinculado al ataque contra blancos chiíes.