Irak: Militantes suníes capturan otras dos ciudades

Imágen de un video rebelde que muestra un tanque iraqui quemado en Tikrit.

Milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante ocuparon las ciudades de Saadiyah y Jalawla, así como otros pueblos en torno a las montañas Himreen
Irak seguía a punto de desmoronarse este viernes mientras los militantes islamistas suníes capturaban dos ciudades más, esta vez en la provincia oriental de Diyala.

Milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante ocuparon las ciudades de Saadiyah y Jalawla, así como otros pueblos en torno a las montañas Himreen, que desde hace tiempo han sido un escondite para los insurgentes.

Por su parte, los kurdos, que controlan su propia región autónoma en el norte, se aprovecharon del caos para expandir su territorio, tomando el control de Kirkuk, rica en petróleo, y otras zonas fuera de los límites formales de su enclave.

Las fuerzas kurdas también desplegaron más hombres para asegurar sus oficinas políticas en Jalawla antes de que los insurgentes llegaran a la ciudad. No hubo enfrentamientos entre ellos.

Ante la debacle del desacreditado ejército iraquí –más numeroso y mejor armado que los insurgentes— el máximo clérigo chií, ayatolá Ali Al Sistani, hizo un llamado a la yihad o guerra santa contra los insurgentes suníes.

“Los ciudadanos que puedan tomar las armas para luchar contra los terroristas tienen que presentarse como voluntarios en el ejército para realizar este objetivo sagrado”, dijo uno de los representantes del clérigo que en otros tiempos combatió y luego respaldó a las fuerzas de la coalición que durante varios años ocupó Iraq tras el derrocamiento de Saddam Hussein.

La debacle en Irak representa un fracaso para Estados Unidos que entrenó al ejército iraquí, pero sobre todo para el primer ministro Nouri al-Maliki.

El Parlamento iraquí ni siquiera pudo decretar el estado de sitio que había sido pedido por al-Maliki, por falta de quórum y ahora el gobierno ha pedido ayuda a Estados Unidos

Al-Maliki ha alienado a los líderes tribales sunis en el norte y oeste de Irak, que fueron los que le ayudaron a dar un giro en la guerra en 2007 cuando se voltearon en contra de las fuerzas alineadas con al-Qaeda, y respaldaron al ejército estadounidense.

La crisis es tan grave que incluso Irán, un país musulmán chií, ha dicho estar abierto a la posibilidad de trabajar con Estados Unidos para apoyar a Bagdad.