Jerusalén —
A un año de la guerra entre Israel y Hamás, pareciera que los residentes de Jerusalén, la ciudad santa, se recobran poco a poco de la zozobra tras el ataque sorpresivo el 7 de octubre de 2023 y la guerra que ya cumple un año, cuya escalada ya trascendió las fronteras de la Franja de Gaza y mantiene en vilo a los países de Oriente Medio.
Las imágenes de una joven pareja de recién casados, un reservista movilizado que bebe en un bar armado según el reglamento israelí, o los palestinos que caminan por sus calles, trasmiten esa sensación de normalidad en Jerusalén.
Pero a menudo, ese aparente sosiego se ve empañado por las noticias sobre la ampliación de las hostilidades en la región tras la invasión terrestre israelí al Líbano a fines de septiembre. El objetivo de Israel, de acuerdo con sus autoridades, es alcanzar objetivos de Hezbolá en la zona fronteriza.
El despliegue policial y la gente portando armas sin importar la hora del día evidencian que la verdadera normalidad tardará en llegar.
Este reportaje fotográfico expone en imágenes lo qué significa vivir en Jerusalén a un año de la guerra.
Una pareja de recién casados posa en una céntrica calle de Jerusalén oeste.
Un reservista en activo posa en un bar portando su arma reglamentaria. Una escena común en Jerusalén.
Cualquier recorrido por Jerusalén muestra casi siempre a una ciudad tranquila".
Un grupo de palestinos compra brochetas cerca de la Ciudad Vieja de Jerusalén, después de realizar un ayuno diurno, obligatorio para los musulmanes durante el mes sagrado del Ramadán.
Un judío religioso ora en el Muro de las Lamentaciones, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Un anciano palestino reza en el interior de la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén.
Palestinos acceden a la Ciudad Vieja de Jerusalén por la Puerta de Damasco, principal acceso al barrio musulmán.
Tiendas cerradas en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El establecimiento, ubicado en Jerusalén, ofrece una variedad de platillos, entre los que destacan los pepitos y la arepa.
Sin embargo, no faltan las armas ni las zonas altamente militarizadas".
Una joven recluta pasea con su arma reglamentaria por el mercado Mehané Yehudá, en Jerusalén.
Un hombre judío con su hijo en brazos porta un fusil durante una celebracion religiosa en Jerusalén.
Un policía israelí cachea a un joven palestino en la Puerta de los Leones, uno de los accesos a la Ciudad Vieja de Jerusalén, por donde transitan miles de musulmanes que se dirigen a orar en la Explanada de las Mezquitas.
Una anciana palestina camina entre policías israelíes en la Puerta de Damasco de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Personas con atuendos de civil portan armas automáticas. Se trata de una escena cotidiana en Jerusalén.
Incluso dentro de los mercados se ven personas armadas.
Es muy común ver civiles armados en las calles de Jerusalén, pero hay muchos más desde que comenzó la guerra contra Hamás.
David, reservista llamado a filas desde que comenzó la guerra contra Hamás, pasea en bicicleta por una céntrica calle de Jerusalén.
Un hombre armado con un fusil M16 espera el tranvía en la céntrica calle Jaffa, en Jerusalén.
Jerusalén no dice adiós a las armas.
Un militar armado con su fusil reglamentario va de compras por una céntrica avenida de Jerusalén.
Un hombre pasea por Jerusalén con su familia portando un fusil automático.
Armas por todos lados y a todas horas. Curiosamente en Jerusalén no hay disparos accidentales.
Y es que intentar la normalidad pasa por comprender la escalada de la guerra, que se refleja en las miradas de la gente a su paso por Jerusalén".
Dos niños palestinos posan en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Mujeres palestinas oran en el interior del Domo de la Roca, en Jerusalén.
Durante el desfile del orgullo LGTBIQ+, en Jerusalén, una mujer porta un mensaje reclamando el regreso a casa de los rehenes que permanen secuestrados en Gaza, en poder de Hamas, desde el pasado 7 de octubre.
Una mujer palestina camina por las callejuelas del barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Una mujer musulmana camina por la ciudad Vieja de Jerusalén, fuertemente custodiada por policías israelíes durante el primer viernes del mes sagrado del Ramadán.
Los judíos ultraortodoxos, que no eran llamados al ejército desde la creación del estado de Israel, salieron a las calles a protestar por una ley que los sacaría de sus estudios religiosos".
Judíos ultraortodoxos protestan frente a una oficina de reclutamiento en Jerusalén contra la ley que los obliga a cumplir con el servicio militar. Desde la creación del estado de Israel los jaredíes no eran llamados a filas, pues se dedican únicamente a los estudios religiosos.
Miles de hombres judíos ultraortodoxos protestan en el barrio de Mea Shearim, en Jerusalén, contra la decisión del Tribunal Supremo de Israel de aprobar un decreto por el que podrían ser llamados a cumplir el servicio militar y también a combatir en guerras como la de Gaza.
La oración de cada día no falta, mientras los cafés, los conciertos y otros eventos han vuelto a la vida diaria. Orar es la opción cuando es preciso quedarse en casa o en el refugio antiaéreo más cercano cuando suenan las alarmas".
Miles de palestinos musulmanes se dirigen a menudo a orar en la mezquita de Al Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Varias personas caminan junto a la muralla que rodea la Ciudad Vieja de Jerusalén.
La mezquita de Al Aqsa, construida hace casi mil años, es la mayor de Jerusalén.
Dos niños palestinos caminan junto al Domo de la Roca, en la Explanada de las Mezquitas, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Varios judíos oran en uno de los accesos a la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén.
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