El principal problema para Boehner es la perceptible división con la que salen los republicanos de la Cámara tras la crisis.
Uno de las situaciones más reveladoras de toda esta crisis quedó bien clara el mércoles por la noche, cuando el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, llamó a votación y prometió que su partido no se opondría a la reapertura del gobierno: solo 87 de los 231 republicanos en la Cámara votaron a favor de reabrir el gobierno.
Y así comienza una nueva etapa para el republicano por Ohio, el de reagrupar a su bancada y tratar de mantener el liderazgo.
La historia encontró a Boehner dos veces en una situación inusual y por la que muchos políticos no pasan ni siquiera una vez, la de estar en posición protagónica en los dos últimos cierres del gobierno, en 1995/1996 y en 2013.
Ahora, cuando el Congreso se apresta a votar por un acuerdo que evitará que Estados Unidos caiga en "default" (cese de pagos) y que a la vez propiciará la reapertura del gobierno tras 16 días de cierre parcial, es simplemente anecdótico que Boehner dijera en reiteradas ocasiones -antes del pasado 1º de octubre- que bajo su liderazgo en la Cámara no pretendía cerrar el gobierno.
Las declaraciones previas ya no importan, sino simplemente los hechos, y Boehner vio su propia presidencia seguir un derrotero similar a la del cierre de mediados de los ’90: el Partido Republicano en la Cámara de Representantes es el que según las encuestas más ha sido responsabilizado por la situación, y el que más se ha depreciado ante la opinión pública.
El senador de Carolina del Sur, Lindsay Graham expresó su preocupación sobre la suerte de Boehner, aunque dijo que prefiere que el actual presidente de la Cámara de Representantes continúe, “porque francamente creo que lo merece”.
Pero los cuestionamientos también se han hecho sentir, en particular cuando el Partido Republicano deberá reordenar su estrategia con una perspectiva de mediano plazo, como son las elecciones de medio término de noviembre de 2014. "No conseguimos nada. Esta ha sido una total pérdida de tiempo", dijo el republicano por Nueva York Peter T. King, quien ha sido crítico de la postura de los conservadores que impulsaron el cierre del gobierno.
Precisamente, según destacan los analistas, fueron los movimientos ulltraconservadores quienes dificultaron a Boehner encontrar una salida en las últimas horas del martes 15 de octubre, después de que varios senadores cercanos al presidente de la Cámara, como Graham y Saxby Chambliss de Georgia, le pidieran que aprobara el acuerdo alcanzado en el Senado.
El principal problema para Boehner es la perceptible división con la que salen los republicanos de la Cámara tras la crisis, mientras la minoría demócrata se ha mantenido unida tras su liderazgo. Esta perspectiva se refleja en las palabras del senador republicano por Missouri, Roy Blunt, quien dijo que "la única razón por la que los demócratas no se ven tan mal, es porque nosotros nos vemos peor".
Y así comienza una nueva etapa para el republicano por Ohio, el de reagrupar a su bancada y tratar de mantener el liderazgo.
La historia encontró a Boehner dos veces en una situación inusual y por la que muchos políticos no pasan ni siquiera una vez, la de estar en posición protagónica en los dos últimos cierres del gobierno, en 1995/1996 y en 2013.
Ahora, cuando el Congreso se apresta a votar por un acuerdo que evitará que Estados Unidos caiga en "default" (cese de pagos) y que a la vez propiciará la reapertura del gobierno tras 16 días de cierre parcial, es simplemente anecdótico que Boehner dijera en reiteradas ocasiones -antes del pasado 1º de octubre- que bajo su liderazgo en la Cámara no pretendía cerrar el gobierno.
Las declaraciones previas ya no importan, sino simplemente los hechos, y Boehner vio su propia presidencia seguir un derrotero similar a la del cierre de mediados de los ’90: el Partido Republicano en la Cámara de Representantes es el que según las encuestas más ha sido responsabilizado por la situación, y el que más se ha depreciado ante la opinión pública.
El senador de Carolina del Sur, Lindsay Graham expresó su preocupación sobre la suerte de Boehner, aunque dijo que prefiere que el actual presidente de la Cámara de Representantes continúe, “porque francamente creo que lo merece”.
Pero los cuestionamientos también se han hecho sentir, en particular cuando el Partido Republicano deberá reordenar su estrategia con una perspectiva de mediano plazo, como son las elecciones de medio término de noviembre de 2014. "No conseguimos nada. Esta ha sido una total pérdida de tiempo", dijo el republicano por Nueva York Peter T. King, quien ha sido crítico de la postura de los conservadores que impulsaron el cierre del gobierno.
Precisamente, según destacan los analistas, fueron los movimientos ulltraconservadores quienes dificultaron a Boehner encontrar una salida en las últimas horas del martes 15 de octubre, después de que varios senadores cercanos al presidente de la Cámara, como Graham y Saxby Chambliss de Georgia, le pidieran que aprobara el acuerdo alcanzado en el Senado.
El principal problema para Boehner es la perceptible división con la que salen los republicanos de la Cámara tras la crisis, mientras la minoría demócrata se ha mantenido unida tras su liderazgo. Esta perspectiva se refleja en las palabras del senador republicano por Missouri, Roy Blunt, quien dijo que "la única razón por la que los demócratas no se ven tan mal, es porque nosotros nos vemos peor".