La creatividad se juntó con la solidaridad en medio de la cuarentena y dio como resultado un emprendimiento digno de mostrar.
Su autor es José Alejandro Otero, un joven de 22 años, estudiante de séptimo semestre de negocios internacionales en la universidad del Norte en Barranquilla, en Colombia, a donde llegó huyendo de la crisis económica de su país y de la violencia en Caracas.
“Ya estaba cansado de los secuestros “express”, varias veces fui víctima, la última vez yo estaba llegando a mi casa, tipo ocho de la noche, me intercepta un carro, se bajan cinco tipos armados, me montan en su carro, me quitaron el carro en el que yo iba manejando y me retuvieron durante ocho horas. Hicieron una negociación, finalmente se pudo dar la recompensa, me sueltan e inmediatamente me dejan libre, me vine para Colombia de una, sin pensarlo más”, cuenta Otero de su decisión de emigrar.
Una decisión acertada, para él y su familia, porque, aunque todos estén confinados, en la libertad que encontró en Colombia pudo llevar su imaginación más allá de los límites y su conocimiento al servicio de otros.
Hoy le muestra al mundo su más reciente creación: un dron hecho con tubos de plástico y poliestireno, desarrollado para entregar medicamentos a personas que estén aisladas y no puedan reclamarlos por estar contagiadas con la COVID-19.
Your browser doesn’t support HTML5
“Lo hicimos en pocos días, pusimos la casa patas pa’ arriba en plena cuarentena. Usamos tubos de PVC, Icopor (poliestireno), motores y componentes de drones comerciales que tenía en el taller, siempre proyectando las posibilidades de reproducirlo con materiales y capacidades que ya existan en el país, que fuera ligero y sobretodo económico, muy barato”. Dice José Alejandro.
“Este prototipo de dron refrigerado, tiene un alcance de entre 500 y 700 metros y puede soportar hasta 2 kilos”, explica Otero, quien aclara que está pensado inicialmente para el transporte de medicinas o exámenes, pero su uso se puede extender para el transporte de otros elementos usados en clínicas y hospitales.
“Este dron ha sido pensado como una solución tecnológica a la emergencia, por ejemplo, se puede usar para el transporte aéreo de prueba de coronavirus desde sitios de aislamiento hasta laboratorios de análisis, minimizando que el personal sanitario tenga que estar circulando por ascensores, pasillos y otras áreas del centro hospitalario”, afirma José Alejandro, que bautizó su creación con el nombre de “Scrander”.
Pero el dron de cargas ligeras refrigeradas no solo fue concebido para la atención de personas contagiadas. También puede ser utilizado para realizar entregas de medicamentos a cortas distancias en favor de personas o familias aisladas en casas, edificios o conjuntos residenciales y que pertenezcan a los grupos de mayor riesgo de contagio del virus que hoy tiene al mundo, incluido a José Alejandro, pensando en cómo enfrentar las nuevas realidades.