Tras su cuarto torneo de Gran Slamd, el primero en Australia, la tenista belga Kim Clijsters se elevó como el arquetipo de la madre trabajadora.
Su éxito ante la china Li Na, la primera jugadora de la nación más poblada del mundo en llegar a una final de uno de los cuatro grandes, la posicionó como una “rara avis” de un deporte altamente individual y que en el nuevo siglo pone una exigencia enorme sobre los atletas.
Un día después, Novak Djokovic ganaba su segundo Abierto de Australia al vencer a Andy Murray 6-4, 6-2, 6-3.
Viajes permanentes, calendarios agotadores y una agenda desbordada de eventos sociales y promocionales tiene como contrapartida bolsas muy importantes para los top ten, los mejores diez del mundo en las ramas masculina y femenina del tenis.
Pero donde Clijsters se diferencia del resto, es que además de haber ganado tres torneos de Grand Slam en los últimos dos años y medio, desde que regresó de su retiro tras convertirse en madre, es que a su alrededor viaja su familia, además de su equipo.
Y su éxito en Melbourne se celebró en los dos lados del Atlántico. En Bélgica de donde es originaria y en Estados Unidos, el país de su esposo.
Tras perder el primer set, Clijsters se enfrentó a los fantasmas de las cuatro finales perdidas en Oceanía.
Sin embargo, su fortaleza física y mental fue demasiado para Li Na que se fue desfigurando con el paso del los sets y terminó venciendo 3-6, 6-3, 6-3.
Finalmente, las lágrimas de emoción de Clijsters llegaron con el cierre del marcador a su favor. Miró a su balcón buscando los ojos de su hija Jada, que cumplirá 3 años en febrero, y de su esposo, el estadounidense Brian Lynch. Y luego agradeció a su equipo.
A los 27 años, Kim Clijsters es un ejemplo único en un deporte de viajeros solitarios, de maleta en mano, demostrando que tal como lo ha logrado también el suizo Roger Federer en los dos últimos años, se puede compatibilizar tener una familia con ser un tenista de alto rendimiento. Pero además, como la ha definido el número 1 del mundo, el español Rafael Nadal, "es de las mejores personas que hay en el circuito".
Además, como ella misma reconoce, para su hija, Jada, que su madre gane un torneo de Gran Slam “no es una gran cosa”, aunque reconoce que “disfruta, le gusta el trofeo” y no mucho más. Incluso cuando su madre pierde y la ve un poco desilusionada “para ella no es nada grave”, lo cual es un cable a tierra que le permite dimensionar las cosas.
De todas formas, aunque aspira a jugar las Olimpíadas de Londres 2012 por su país, probablemente en el 2011 los amantes del tenis verán el último año completo de Clijsters en el circuito profesional, donde aún pretende continuar siendo una rareza, un ejemplo, que incluso es valorado por sus rivales, como la estadounidense Serena Williams que la felicitó tras su victoria.
Tras su retiro definitivo, la vida continuará y los planes de Kim Clijsters son seguir agrandando la familia.