La comunidad internacional se ha mostrado “coherente y unida” en su mayoría exigiendo la verificación total de los resultados de la elección presidencial en Venezuela, pero el gobierno de Nicolás Maduro no parece dar pasos para ello hacia los mecanismos de negociación que estaban vigentes antes de la votación del domingo, estiman expertos consultados.
Un amplio grupo de países, entre ellos Estados Unidos y la Unión Europea, pidieron al poder electoral venezolano que publicara prontamente todas las actas de las más de 30.000 mesas de votación del domingo para corroborar el resultado que dio, dando por ganador a Maduro sobre el opositor Edmundo González Urrutia, con relación de 51,2 % a 44,2 %.
El Consejo Nacional Electoral hizo un único boletín con el 80 % de las actas y denunció, al igual que el presidente Maduro y el fiscal general venezolano, afín al gobierno, que hubo un presunto intento de hackeo informático de la oposición para ralentizar el cómputo total de la votación.
También lea Nicolás Maduro denuncia un "golpe"; EEUU, la ONU, países vecinos y observadores exigen desglose total de resultadosLa oposición dijo la noche del lunes que ganó la elección con más de 40 puntos de diferencia sobre Maduro y que tenía al menos el 73 % de las actas para comprobarlo.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, recomendó la verificación total de los resultados, mientras el Centro Carter, que envió una misión de 17 expertos a observar la elección, demandó la publicación inmediata del 100 % de las actas.
Estados Unidos consideró que las autoridades venezolanas habían incurrido en “manipulación electoral”, mientras un grupo de nueve países de la región pidió convocar a una sesión extraordinaria en la Organización de Estados Americanos sobre lo ocurrido.
Una región que exige pruebas
El gobierno venezolano se ha topado en su intención de reelección con una comunidad internacional “fuerte, coherente y crítica” ante lo ocurrido el domingo, de acuerdo con el analista de asuntos internacionales y experto en relaciones foráneas, Félix Arellano.
Resaltó el hecho de que apenas un puñado de gobiernos ha respaldado el resultado en virtud del cual Maduro fue reelegido como presidente. Algunos de los países que respaldan el tercer mandato del heredero político del fallecido Hugo Chávez son antiguos aliados de tendencia de izquierda, como los gobiernos de Cuba y Nicaragua. Maduro tiene también el respaldo de los gobiernos de Honduras y Bolivia.
El chavismo gobernante se ha encontrado con una posición “prudente y crítica” de aliados ideológicos clave para el reconocimiento internacional del resultado, como México, Colombia y Brasil, destaca Arellano, en conversación con la Voz de América.
Celso Amorim, asesor especial del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, veedor de la elección en Caracas, se declaró “cauteloso” porque el poder electoral no dio los resultados “cuadro por cuadro” y dijo esperar que ocurriera pronto.
Rechazo internacional
Liseth Romay, profesora universitaria y experta en derecho público internacional, observa que gran parte de la comunidad internacional sospecha que el resultado electoral anunciado puede ser contrario a lo expresado por millones de venezolanos en las urnas.
“Exigen la verificación y revisión de las actas, piden la transparencia en las elecciones”, apunta la investigadora, resaltando que el mundo entiende que el pueblo venezolano “se expresó”.
También lea Italia ratifica que desconoce triunfo electoral de Maduro“Los países han ido manifestando su rechazo a la forma de cómo el gobierno venezolano ha procesado y manejado las cosas, lo que trae como consecuencia la ruptura de relaciones diplomáticas hasta que se aclare el tema electoral”, subraya Romay.
El gobierno venezolano respondió a las críticas extranjeras sacando a su personal diplomático en siete países y convidando a los gobiernos de esas naciones a hacer lo propio con sus empleados de sus delegaciones en Venezuela. Los países involucrados son Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, República Dominicana, Uruguay y Panamá.
Según Romay, los mecanismos de negociación y diálogo que estaban vigentes desde años previos a la elección han quedado suspendidos en plena polémica sobre los resultados.
El gobierno de Maduro y su coalición opositora iniciaron en agosto de 2021 un mecanismos de diálogos y negociaciones con la facilitación del Reino de Noruega y la observación e involucramiento de países como Rusia y Estados Unidos.
También lea OEA insta a Maduro a reconocer la derrota o nuevas eleccionesEse mecanismo derivó en un acuerdo político electoral firmado en Barbados en octubre del año pasado, mientras Caracas y Washington adelantaban conversaciones directas y privadas al menos desde mediados de 2023, con reuniones de voceros en Doha, Qatar. La oposición y Estados Unidos denunciaron la violación de ese pacto por parte del oficialismo venezolano.
De acuerdo con Romay, esos mecanismos quedan en vilo con lo ocurrido en torno al anuncio oficial de resultados cuya veracidad está puesta en duda por múltiples actores.
Maduro ha llamado a un “gran diálogo nacional” con diversos sectores políticos, económicos y sociales dentro de Venezuela, al margen de esos mecanismos. Entre domingo y lunes, reivindicó la soberanía del país para rechazar intromisiones extranjeras y denunció un "golpe" en su contra.
Error de cálculo
Arellano, por su parte, considera que el poder político de Caracas ha cometido un error de cálculo con el anuncio de resultados dudosos que no sólo provocaron el rechazo de buena parte de la comunidad internacional, sino incluso de los sectores populares del país.
Este lunes, miles de venezolanos protestaron en las calles de ciudades como Caracas, Maracay, Barquisimeto y Maracaibo contra el anuncio del poder electoral. En la capital, esas manifestaciones nacieron en barriadas, como Petare, según reportes independientes.
También lea Miles de personas protestan en Caracas contra la reelección de MaduroA su juicio, el chavismo erró al considerar que “no serían tan altos” los costos de proclamar a Maduro sin resultados totalmente comprobables y aceptados por la contraparte.
“Lo más delicado es que siguen creyendo que los sectores populares le pertenecen al chavismo. Eso quedó demostrado que se acabó. Los barrios populares están protestando, hay marchas que vienen desde los barrios”, resalta Arellano.
Esas manifestaciones, que según el gobierno son financiadas por la oposición, aumenta la tensión interna en Venezuela mientras el mundo democrático se mantiene “firme y coherente”, insiste el analista.
“La comunidad internacional quiere una salida pacífica. Actores como Noruega, Qatar, incluso México, están totalmente dispuestos a apoyar y distribuir, pero Miraflores no quiere comprender que una negociación implica concesiones”, advierte.
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