La violencia de pandillas y el cierre de puertos agravan la crisis alimentaria en Haití, donde se estima que un 45 % de la población sufre de déficit alimentario, especialmente los desplazados por la crisis sociopolítica en curso.
Haití, una nación azotada por la crisis, enfrenta una catástrofe humanitaria sin precedentes. Cerca de cinco millones de haitianos luchan contra el hambre y dependen de la asistencia alimentaria para sobrevivir. Según Naciones Unidas, un millón y medio de personas en el país enfrentan niveles críticos de inseguridad alimentaria.
El nuevo gobierno transitorio, encabezado por el Consejo Presidencial de Transición, tiene como prioridad restablecer la seguridad en un país donde la violencia está paralizando la economía y afectando gravemente a la población.
La producción agrícola ha sufrido un fuerte declive, con una caída del 39 % en la producción de maíz y un 34 % menos de arroz, según el Programa Mundial de Alimentos en Haití.
También lea Haití: ¿cuáles son los retos clave que encara el Consejo Presidencial de Transición?Los efectos de esta crisis se sienten en todos los sectores de la sociedad haitiana. Los vendedores informales, como Zerte, describen una situación desesperada, donde los precios de los alimentos se disparan y la falta de seguridad dificulta incluso las actividades más básicas.
“La situación no es buena para nosotros, la basura nos está matando, la falta de agua potable nos está matando, el precio del arroz está subiendo, el precio de todos los productos está subiendo", declaró a la Voz de América esta vendedora ambulante, que tiene su negocio en las calles de la capital. "Para venir a vender mangos tenemos que pedir dinero prestado con intereses, el transporte es caro porque los conductores pagan mucho por el derecho de paso, la situación es muy crítica”.
En un sentido similar se expresó el también comerciante informal Jefferson Louis, quien señaló en palabras a la VOA: “lo único que los dirigentes pueden hacer por nosotros es devolvernos la seguridad”.
La situación es especialmente grave para los niños, con un alarmante aumento del 19 % en casos de malnutrición aguda severa este año, según las agencias de la ONU.
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La comunidad internacional ha instado a una acción rápida para salvar vidas y ofrecer esperanza a este país devastado. El reciente nombramiento de Edgard Leblanc, expresidente del Senado, para liderar el órgano encargado de devolver la seguridad a Haití, marca un intento por parte del gobierno de abordar la crisis en medio de un estancamiento político y luchas internas.
“Nuestra primera misión es restablecer la seguridad. Nos encontramos en una situación de seguridad que está bloqueando todas las economías del país y poniendo de rodillas a la clase media del país”, comentaba a la prensa Fritz Jean, miembro del Consejo Presidencial de Transición.
El Consejo de Transición también ha designado a Fritz Belizaire como primer ministro interino, con la esperanza de allanar el camino hacia las primeras elecciones desde 2016.
Conforme a la Constitución de Haití, el país debe elegir un nuevo presidente antes del 7 de febrero de 2026, pero el camino hacia la estabilidad política y económica sigue siendo incierto en medio de esta grave crisis alimentaria.
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